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Columnista

Nueva herramienta para detectar SARS-CoV-2: las aguas servidas

Dr. Iván Ñancucheo Cuevas, Investigador de la Facultad de Ingeniería y Tecnología Universidad San Sebastián

por Dr. Iván Ñancucheo Cuevas, Investigador de la Facultad de Ingeniería y Tecnología Universidad San Sebastián

Para los microbiólogos la detección de virus en ambientes acuáticos se ha visto favorecida en las últimas décadas como consecuencia del desarrollo vertiginoso de las técnicas de biología molecular, que se basan en determinar la presencia de las moléculas de ácidos nucleicos, encargadas del almacenamiento y la expresión de la información genética.

Es importante señalar que en los cuerpos de aguas se requiere distinguir entre los microorganismos que son parte natural de los sistemas acuáticos y aquellos que provienen de las heces y orina excretadas por los seres humanos, que se evacuan al sistema de alcantarillado y transportados a las plantas de tratamientos de aguas servidas, para finalmente ser devueltas como agua tratada a los cauces naturales como esteros, ríos y mar.

Bajo este escenario, las plantas de tratamiento pueden capturar las aguas servidas de una ciudad completa y, por lo tanto, concentrar los microorganismos excretados en la orina o las heces como el SARS-CoV-2. Existen diversos estudios en plantas de tratamiento de aguas servidas que han detectado la presencia de virus entéricos, un grupo de agentes que causan numerosas enfermedades en humanos y que son transmitidos por la vía oral-fecal. En este grupo se incluyen aquellos virus que causan enfermedades como la hepatitis, gastroenteritis, meningitis, afecciones respiratorias, entre otras. Se conocen más de 100 tipos de diferentes virus que se encuentran en las heces humanas. Análisis demuestran que se pueden excretar más de 1 millón de partículas virales por gramo de heces en personas infectadas y se han detectado hasta 100 mil partículas virales por litro de aguas negras, aquellas que no presentan ningún tipo de tratamiento o depuración.

En las plantas de tratamiento de aguas servidas de nuestro país se incluye la cloración del agua como mecanismo de desinfección, aun cuando se ha demostrado que no necesariamente elimina completamente a todos los virus. Analizar las aguas residuales, combinando tecnologías de concentración de aguas y la detección del ARN (ácido nucleico presente en el virus SARS-CoV-2), es una vía para que los investigadores puedan rastrear la enfermedad como consecuencia de la excreción en la orina o las heces. Recientemente, más de una docena de estudios de monitoreo están en desarrollo para analizar la carga viral de SARS-CoV-2 en plantas de tratamientos de aguas servidas, incluyendo países como Holanda, Francia, Italia, Reino Unido, Australia, China, Australia, entre otros.

Los resultados han confirmado que existe correlación entre el número de personas infectadas en una ciudad en particular, pero además incluye a aquellas que no han sido detectadas o que han pasado por el Covid-19 como casos asintomáticos. Pese a que el monitoreo de aguas residuales se ha utilizado durante décadas para evaluar el éxito de las campañas de vacunación contra el poliovirus, para evaluar la escala de la infección de SARS-CoV-2 en una población, se necesitará determinar cuánto ARN viral se excreta en las heces y extrapolar el número de personas infectadas en una población. Aun cuando los expertos señalan que es poco probable que el virus se propague a través del agua, a través de estos análisis se podría determinar el grado de la circulación y monitorear los niveles existentes del virus en las aguas servidas de la población.

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