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Desgracia evitable

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por La Tribuna
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Históricamente Chile no ha estado ajeno al fenómeno de los derrumbes. Realidad que esta semana ha cobrado importancia, producto de lo ocurrido en Valparaíso y que terminó con 6 víctimas fatales y varios heridos. Pero ¿cuáles son las causas de este derrumbe? Diversas son las explicaciones que circulan, sin embargo, todas ellas tienen un factor común, el componente humano. Como sociedad buscamos ocupar espacios que la naturaleza ha hecho suyos durante siglos y aunque en ingeniería todo es posible, debemos respetar esa naturaleza.

Legalmente las direcciones de obras municipales deben aprobar permisos de edificación y resolver recepciones finales, pero esta fiscalización sólo es posible si el propietario acude a la Dirección de Obras Municipales (DOM) y realiza la tramitación respectiva, ya que es ahí donde radica el real peligro: construir o ampliar sin los permisos correspondientes. Acción popularmente aceptada, pero que no siempre están diseñadas por profesionales. De ahí que en el derrumbe de Valparaíso haya cobrado mayor relevancia la materialidad de la vivienda derrumbada, cuando el eje de la investigación debería estar concentrado en la capacidad soportante del muro de contención, cuyo objetivo era evitar deslizamientos, también en las fundaciones de la vivienda, en la mecánica de suelos, cálculo estructural, etc.

Las viviendas de adobe son parte de nuestro patrimonio y debemos conservarlas y restaurarlas en la medida de lo posible, pero las estructuras complementarias, como obras civiles destinadas a  soportar esfuerzos o canalizar aguas, deben cumplir con exigencias de resistencia mecánica y factores de seguridad que permitan su adecuado desempeño frente a los esfuerzos a los que son expuestos y en este cálculo estructural considerar que la naturaleza siempre nos sorprende con lluvias, sismos y otras cargas.

Las DOM pueden tener cierta responsabilidad en el hecho por no fiscalizar y eso sin duda debe aclararse, pero también se debe crear conciencia  sobre la auto fiscalización, considerando antecedentes como el año de la vivienda. Antes de 1985 la norma sísmica era menos exigente, por ejemplo, respecto del emplazamiento en laderas y quebradas, zonas de canalización o filtración de agua. Condiciones frente a las que se debe solicitar apoyo profesional, a través de las DOM. Desafortunadamente, tenemos que aceptar que este derrumbe, así como otros que tan comúnmente afectan a la industria de la construcción, son evitables con educación y conciencia del autocuidado, con responsabilidad social de autoridades, empresarios, ciudadanos y también de la sociedad civil.

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