Opinión

Y llegó Sichel

Por Mario Ríos Santander

Algunos meses atrás, el gobierno regional, con gran  pompa, presentaba el Plan de Desarrollo

Regional. Se decía, muy bien fundamentado, metas claras, funciones

determinadas para una mejor orden de las cosas. Y luego, repartir libritos por

doquier. Nadie los leyó. Pareciera que los consejeros regionales tampoco. Es

verdad, últimamente los que leen y estudian son pocos. Casi todos están en lo

del momento y suponen que alguien está investigando, trabajando, en silencio,

sin fotos de prensa.

Y ese, es Sichel. El nuevo ministro de Desarrollo Social, que

reemplazó a Moreno, que no tuvo un feliz término laboral.

Sichel, se reúne con el intendente y le dice un montón de

verdades. Lo primero. El 40% de la población regional, no tiene 4° medio; 138.000

personas viven sin los servicios básicos; 151.193 personas viven en hogares en

que una o más personas vieron hechos de violencia, tráfico de drogas o disparos

en su hogar; 5.985 personas viven en campamentos críticos; 27.745 familias,

tienen uno o más integrantes con discapacidad moderada o severa que no le

permiten ser autovalentes; 48.025 personas de más de 18 años están cesantes

hace tres o más meses; 1.214 personas viven en la calle..

¿Será cierto todo esto?

Es que, sí es cierto, ¿qué ha ocurrido todo este tiempo con el

Consejo Regional?  Misterio. Al menos los

veo sonrientes en fotos de prensa. Dejan la sensación que todo está bien. ¿Y

cómo se repartirán estos números dramáticos en comunas? Otro misterio. Entonces

el ministro Sebastián Sichel, en vista que llega a una Región que nadie

responde por los problemas que él ha expuesto, resuelve establecer ocho mesas

de trabajo, para que, en el plazo de un año, entreguen soluciones a estos

sensibles problemas que afectan a la población de la Región del Biobío. ¿Y el

Consejo Regional?, vuelvo a preguntarme. Muy bien, gracias. Mejor no

molestarlo.

Un breve análisis de las cifras entregadas, concluimos que el

10% de los hogares regionales, viven en su interior hechos de violencia. Eso,

es muy grave, delicado, dramáticos. ¿Cómo se puede organizar una sociedad en

que tal porcentaje de hogares hacen de la violencia un sistema de vida?  ¿Qué ocurre con los niños de esos

hogares?  Imagino dramas y dolores,

ausencias escolares, que se suman a huelgas también escolares que los hacen

vivir aún más en soledad. Un niño, viendo a sus padres pelear, traficar,

robar.... ¿en qué quedamos?  Es natural que

podamos exigir a quienes nos representan en las instancias institucionales,

aquellos que llamamos autoridades, respuesta a estos requerimientos que van

destruyendo en lo más íntimo la familia, hacen más oscuro el futuro de los

menores y quiebran irremediablemente, todo atisbo de paz, estado éste, tan

necesario para fortalecer la razón y el alma humana.       

Seguramente en estas ocho mesas que el ministro ha ordenado

instalar, y que deben trabajar profundamente cada uno de estos asuntos

sociales, tan delicados y tan ausentes del Plan de Desarrollo Regional, habrá

gente que represente la diversidad regional. Eso es necesario. También que

hubiesen surgido de la inteligencia y éxito en la vida personal. Poco sirven

las sonrisas públicas si se gobierna un drama como el que se ha manifestado sin

que nunca antes se haya expresado o peor aún, les era desconocido.

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