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Columnista

Imposible tapar el sol con un dedo

La Tribuna

por La Tribuna

Los centros educativos, en Chile, son pequeñas

dictaduras. No en vano el académico Patricio Lynch Gaete sostuvo en su obra

Liderazgo que los directivos escolares están utilizando erróneamente un

liderazgo que es útil en otros contextos situacionales, en otras

organizaciones, pero no en las escuelas, por lo que los administradores

educacionales no deberían postergar una revisión crítica, muy sincera, respecto

del liderazgo que corrientemente están utilizando en la mayoría de las

escuelas, liceos y colegios, y que no dudaría en calificar como altamente

inconveniente para la educación, por su esencia fuertemente burocrática y

autoritaria, y que a no dudar, se extiende a los Departamentos de Educación

Municipal, por ejemplo.

El asunto es que, como lo indica la académica Silvia

del Solar, el autoritarismo (...) es un fenómeno instalado poderosamente en la

cultura de la escuela, puesto que no existen condiciones macro, meso y

microsistémicas que,  basadas en el

pensamiento crítico, el propositivismo, la proactividad, la asertividad y la

autonomía, lleven a los docentes a reconocerlo como un problema real e

inconveniente para su desarrollo personal y profesional, ya porque se le asume

como algo propio de la función directiva; ya porque se le invisibiliza desde el

acostumbramiento sobreviniente de su práctica cotidiana, casi refleja; ya

porque se le activa a partir de formas pseudodemocráticas, o como consecuencia

de la abulia o el temor que suele adueñarse de los enseñantes en la relación

entre docente directivo y docente de aula.

Sobre este particular, lo que todo administrador

educacional debe tener en cuenta es que, en palabras de Elizabeth Ou2019 Leary, el

título de jefe o gerente no le convierte automáticamente en líder, y mucho

menos en un experto directivo (atendida la condición de organizaciones sociales

complejas que caracteriza a los centros de enseñanza), por lo que, en términos

de la misma autora, para ser un buen líder necesitará reforzarse,

manteniéndose al tanto de las últimas tendencias en el campo del liderazgo,

observando a otros líderes y aceptando que su propio estilo de liderazgo

cambiará a medida que adquiera experiencia, expresiones estas que se

complementan con lo aseverado por el ya aludido Lynch Gaete cuando arguye que

a los líderes educacionales les corresponde crear las condiciones de

confianza, solidaridad y aceptación grupal para que los profesores se integren

en un compromiso común con la unidad educativa, sobre una base participativa en

las decisiones que realmente inciden en la conducción de la escuela, en la

idea de romper con ese círculo vicioso que daña la calidad de la educación y de

los aprendizajes de los estudiantes.

Y como no hay peor manera de contribuir a la

eternización de fenómenos como el autoritarismo y sus diversas manifestaciones

factuales en los establecimientos educativos con un silencio cómplice -ello,

además de algunas cegueras y sorderas oportunistas-, bienvenidas sean, por

temerarias que pudieran parecernos, las verdades teóricas y la empíricas, con

el objeto de remover las conciencias docentes en pos de evitar, sí o sí, que de

pequeños actos de abuso de autoridad, se siga pasando al abuso de poder, al

acoso laboral y hasta la prevaricación, como ha sido la tónica en multiplicidad

de casos de público conocimiento.

Prof. Juan

Manuel Bustamante Michel

Presidente

de la AFDEM Los Ángeles

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