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La Tribuna
Columnista

Aires de cambio

La Tribuna

por La Tribuna

Quienes

pasamos los 40, recordamos vivamente aquellos días de invierno en que el aire

de Santiago era simplemente irrespirable y no pocas veces había que quedarse en

la casa para evitar las enfermedades respiratorias. Aunque desde hace décadas

se han implementado numerosas medidas, desde la restricción vehicular hasta la

prohibición del uso de la leña, hasta el presente parece ser un problema

insoluble.

No

es casual que la mayor preocupación ambiental para los chilenos sea la

contaminación del aire.  La percepción de

los chilenos es confirmada por informes internacionales, que ubican a nueve

comunas chilenas entre las diez ciudades sudamericanas más contaminadas.

Según

datos de la Organización Mundial de la Salud, en Chile mueren seis mil personas

al año por contaminación ambiental, mientras que a nivel mundial el 92% de los

habitantes no respira aire limpio, pereciendo por esta causa más de siete

millones de personas en el mundo entero. De esta cifra, 300 mil decesos se

producen en el continente americano y casi cuatro millones en la región de Asia

y el Pacífico.

Por

esta razón, este año el Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra cada 5

de junio desde 1972, estará dedicado a la lucha contra la contaminación del

aire y China será el anfitrión global de este evento. Según ONU Medio Ambiente,

China se ha convertido en un nuevo líder de la acción climática, por su alto y

sostenido crecimiento en energías renovables y movilidad eléctrica.

En

un año clave para las decisiones mundiales frente al cambio climático, el Día

del Medio Ambiente es una oportunidad propicia para que nosotros, los

ciudadanos, impulsemos a los gobiernos y a la industria a dar una respuesta más

rápida y efectiva a esta emergencia global, especialmente teniendo en cuenta

que la contaminación del aire es generada, entre otras fuentes, por el uso de

combustibles fósiles, incidiendo directamente en el cambio climático y haciendo

a nuestro país más vulnerable a sus efectos adversos.

En

el caso de Chile, la principal fuente de contaminación del aire en las ciudades

del centro sur del país es la calefacción de las viviendas por leña,

particularmente por el uso de leña húmeda, 

a lo que se suman las emisiones del sector transporte y las actividades

industriales, lo que nos ha posicionado en el podio del triste ranking de las

ciudades con mayor polución atmosférica de Sudamérica.

Si

bien se han desplegado esfuerzos y distintos instrumentos del Estado para hacer

frente al problema, el avance ha sido lento e insuficiente. Chile aún no cumple

con los estándares establecidos en las normas de calidad primaria y secundaria

vigentes. La calidad del aire continúa siendo un serio problema en el Gran

Santiago, pero en Osorno, Coyhaique y Valdivia, la contaminación en el período

invernal alcanza niveles insostenibles.

Es

por eso que la próxima COP 25 representa una gran oportunidad no sólo para

visibilizar los problemas ambientales que nos aquejan, sino también para lograr

mayor conciencia ciudadana en torno a los cambios que cada uno de nosotros debe

hacer para mejorar el aire que respiramos y, de paso, reducir el avance del

calentamiento global.

Es

también una gran oportunidad para potenciar las inversiones que nos permitan

tener acceso a combustibles más limpios y a precios accesibles, de manera de

avanzar en la protección del entorno y la salud 

de nuestra población.

Desde

que Chile inició su camino al desarrollo, respirar aire limpio se comenzó a

volver un lujo y un recuerdo remoto de tiempos ambientalmente mejores que

pareciera que no volverán. Pero entre el acostumbramiento a las nuevas

condiciones atmosféricas y nuestro pesimismo endémico, algunas buenas noticias

como el Plan de Descarbonización de la matriz energética, anunciado esta semana

por el presidente Piñera, parecen mostrar una luz al fin del túnel.

Respirar

aire limpio es un derecho esencial. Un derecho entre los más básicos que

asisten a las personas y del cual, por obvio que parezca, no nos podemos

olvidar.

Porque

las cosas que damos por descontado, por sabidas se callan y por calladas se

olvidan.

Giovanni Calderón Bassi

Director ejecutivo

Agencia de sustentabilidad y

cambio climático

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