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Columnista

?Depredadores silenciosos?

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por La Tribuna

Miguel Abuter León

Alcalde de Antuco

De todas las maravillas de Antuco, sin duda, la laguna del Laja es una de las atracciones naturales que más llama la atención, por su belleza y su halo de misterio.

Muchos turistas vienen a contemplar la majestuosidad de sus aguas, mientras que otros aprovechan la temporada de pesca para intentar doblegar la naturaleza que existe en sus profundidades.

Sin embargo, este espectacular cuerpo de agua no sólo captura la atención de turistas y pescadores deportivos, sino también de inescrupulosos que aprovechan la escasa y nula fiscalización para “hacer de las suyas”.

Estos “pescadores furtivos” llegan con enormes lanchas y redes, sin cumplir con la normativa vigente, arrasando con el recurso, y afectando –también- otras especies que habitan el mencionado ecosistema.

En Antuco somos testigos silenciosos de esta despiadada depredación, cuando vemos pasar las lanchas con enormes cargamentos de truchas y salmones hacia ciudades como Los Ángeles, Concepción y otras.

Muchas veces este transitar se hace a altas horas de la jornada, aprovechando la complicidad de la noche, para burlar los escasos controles que pueden desarrollar los guardaparques de Conaf, que -dicho sea de paso- no son el ente competente en la materia.

Es casi “un secreto a voces” que muchas de estas lanchas surten a grandes restoranes y ferias de la Región del Biobío, convirtiendo en un negocio bastante lucrativo arrasar con la laguna.

Si bien Sernapesca desarrolla labores educativas y de inspección a la pesca ilegal, su actuar se vuelve pobre e ineficiente, cuando la fiscalización se hace de manera eventual y –preferentemente- en horas de oficina.

Mediante este actuar Sernapesca se vuelve sólo en el castigador de la “pesca familiar”, que es aquella que desarrollan algunos vecinos de la comuna, que muchas veces se ven obligados a buscar el sustento diario en la laguna.

Por todo ello y más, se hace necesario la presencia de un organismo que tenga mayor capacidad de inspección, que impida esta silenciosa depredación que se hace entre penumbras.

Ya es hora que las autoridades regionales y provinciales tomen cartas en el asunto, y de manera responsable gestionen la presencia de una institución, como la Armada de Chile, que tenga competencia para fiscalizar las 24 horas del día. 

Esto no sólo permitiría sancionar esta pesca indiscriminada, sino también desarrollar labores de prevención, para evitar tragedias como la vivida el 2015, donde 3 pescadores desaparecieron para siempre entre sus aguas.

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