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Columnista

Maduro, inmaduro

Leslia Jorquera

Mario Ríos Santander 

por Leslia Jorquera

 Venezuela está mal. En realidad, muy mal. Los electores le creyeron a Chávez que estaba repleto de dólares y repartía como si fuera Alí Babá.

El Presidente de México que es bastante práctico, no se quiso meter en acuerdos con otras naciones para empujar a Maduro dejar el poder en Venezuela. ¿Estuvo bien?.

Fui testigo presencial, como observador extranjero en las elecciones que dieron origen al Poder Legislativo venezolano, que según muchos, es el único con base institucional verdadera al interior de ese país. Y debe ser cierto, aun mas, conocí personalmente de los resultados en las mesas “de los militares” y comprobé que en todas, los candidatos “chavistas” eran derrotados.

Esa elección, ubicó en la atmósfera venezolana un ambiente enrarecido. Pocos hablaban, muchos en sordina, manifestaban preocupación. Nadie comentaba como iba a votar. Sin duda que había temor. En mi calidad de ministro chileno, las autoridades habían previsto algún cuidado. Más que mal, desplazarse  por las calles de una ciudad, capital, que el índice se asesinatos diarios, está entre los peores del mundo, era de cuidado. Aquella mañana que abordaba un auto en mi hotel, resguardado por dos policías en moto, se dispuso visitar barrios algo más populares ubicados en las alturas de Caracas. Tomamos una vía rápida y de pronto, el auto se sube sobre la vereda, la moto que abría camino frenaba bruscamente y volvía hacia atrás, el chofer miraba asustado por el espejo retrovisor indicándome que bajara mejor la cabeza. “¿Qué ocurre?”, atiné a preguntar. El chofer, alterado me responde “Es que le están robando la moto al policía que va detrás”. No lo podía creer. No levanté la cabeza hasta que aparecieron los dos policías en la ventanilla del auto, instruyendo al chofer volver al hotel. De vuelta, descendí y oí una historia increíble: “Nos roban las motos”, fue la frase final. Esperamos unos minutos y parecieron dos motos más y volvimos a salir. El motorista asaltado se quedó a la espera y los otros tres, custodiaron mi vehículo.

Venezuela está mal. En realidad, muy mal. Los electores le creyeron a Chávez que estaba repleto de dólares y repartía como si fuera Alí Babá. Era verdad, estaba frente a un tesoro que utilizó  para engañar a todos, venezolanos y vecinos que vieron en el petróleo del Orinoco, su salvación energética. El socialismo funcionaba y Fidel Castro, eterno menesteroso internacional, le sobada el lomo y Chávez, mientras tanto, peloteaba con Maradona en Cuba, paciente de un hospital para drogadictos. Ese era el panorama. Aquí en Chile, el senador Navarro, igual. Estaba feliz y concurría a Venezuela para declararse, “Soldado de la causa revolucionaria de Chávez”. Hasta que se terminó el petróleo. Los precios bajaron, (ahora descenderán mucho más) y la pobreza llegó sin vuelta. Los venezolanos se arrancan. Quieren comer, estar sanos, tener medicamentos. Quise cambiar US$ 100 y me dijeron, “traiga una maleta para que se lleve los billetes de cambio”. Así lo hice. No lo podía creer.   

Pero AMLO, en México se mantiene firme. “Este es un asunto del gobierno y del pueblo venezolano. No es un asunto mío ni de los mexicanos”. Y tiene razón. Claro que tampoco recibe migraciones de ese país y por tanto, +no conoce la magnitud del problema. Queda una duda, ¿es acaso la soberanía de una Nación suficiente para marginarse de sus problemas internos?. Digo que si. El tema está que tal soberanía, se desprendió de Venezuela y hoy camina por tránsitos continentales. Ese pueblo soberano, nos hizo convivir su drama y ahí, AMLO, no tiene razón.

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