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Columnista

Carretera Hídrica

Leslia Jorquera

Rodrigo Valenzuela Cerda, ingeniero agrónomo.

por Leslia Jorquera

Durante este último tiempo ha ocupado la atención un tema que, aunque se ve lejano, tiene un gran impacto sobre la región del Biobío y especialmente sobre nuestra provincia. Me refiero a una iniciativa propuesta por la institución de derecho privado, cercana a la Zona Central del país, Corporación Reguemos Chile, la que postula un proyecto de gran impacto denominado "Carretera hídrica".

Bajo distintos argumentos, especialmente respondiendo a la inquietud surgida del déficit hídrico de la zona centro y centro norte, además del efecto del cambio climático que afecta directamente a la agricultura de esas regiones, se plantea esta iniciativa que paliaría sus consecuencias.

¿De qué se trata el proyecto?

De acuerdo a información recabada, el proyecto consiste en extraer un importante caudal de agua desde la cuenca hidrográfica del río Biobío mediante un gran canal para verter luego estas aguas en diferentes áreas de la zona central, desde la séptima hasta la cuarta región, terminando su recorrido en la zona norte. Se proyecta agua para llegar a regar un millón de hectáreas, las que en un 80% se conducirían gravitacionalmente hasta las zonas de uso.

La propuesta, de acuerdo a lo informado en publicaciones denominadas "etapa I del proyecto", contempla la captación en una bocatoma ubicada entre el lago Central Pangue y la Central Angostura, para desde ahí conducir el agua a través de un canal hasta la zona de Ñuble, continuando hasta el lago Rapel. En su recorrido el canal está conectado a diferentes embalses (Digua, Colbún, Convento Viejo y Rapel) los que tendrían por objeto acumular el agua para ser usada en época de riego. El proyecto plantea usar las aguas que se "pierden" en invierno y las acopia en embalses existentes durante su recorrido.

A la luz de las proyecciones climáticas existentes, y de los requerimientos insatisfechos de sectores de riego de la zona central, este parece un proyecto interesante, pero surgen un sinnúmero de interrogantes que a simple vista resultan difíciles de resolver, la propuesta carece de un respaldo técnico adecuado y, a simple vista, parte de premisas absolutamente falsas. A la luz de los antecedentes recabados, más parece que se quiere reemplazar una zona de riego, que hoy cuenta con cierta seguridad, aunque también bajo la amenaza del cambio climático, por otra que está a 500 km de distancia. Desvestir un santo para vestir otro.

Sin entrar a precisar mucho en detalles técnicos paso a detallar las siguientes aprehensiones:

1.- Se plantea regar un millón de nuevas hectáreas  para lo cual, de acuerdo a organismos técnicos (Comisión Nacional de Riego), se requiere un millón de litros por segundo durante la época de riego. El proyecto en cuestión sostiene que extraerá 180.000 lts por segundo, para regar esa superficie, valor totalmente insuficiente para cumplir tal objetivo.

2.- Para no afectar los actuales derechos del río Biobío, se plantea en la "primera etapa", la extracción en los meses de invierno de mayor caudal, pero como resulta evidente si se extrae esa agua en invierno requiere de una capacidad de embalse de alrededor de de 4.000 millones de M3, pero existe una capacidad disponible de 478 millones de M3 en los embalses mencionados. Y como el proyecto contempla el uso de capacidad de embalse ociosa y no se considera nuevas obras, resulta imposible cumplir con lo propuesto.

3.-En un principio, se proyectó la bocatoma sobre el río Biobío aguas abajo de la central Ralco, posteriormente se cambió aguas abajo de la Central Pangue, lo que implica que ese caudal de agua dejará de generar en las centrales Angostura y otras menores, además de las proyectadas. Esto afectará a la central Angostura en, a lo menos, US$50 millones anualmente producto de la disminución del cauce que ingresaría en esta. Sin considerar las restantes ubicadas agua abajo, unas en producción y otras en proyecto.

4.- En el planteamiento del proyecto, se estima una inversión de US$ 1.000.- millones de dólares para regar un millón de hectáreas- En uno de los ejemplos que da la Corporación en sus publicaciones para promover su proyecto se menciona "Chavimochic" en el norte del Perú. Este proyecto requirió de una inversión de 950 millones de dólares para regar 70.000 nuevas has y mejorar el riego en 66.000 has y que consideraba construir un canal de 250 km. Por lo que cuesta creer que existe alguna relación entre el valor de la Carretera proyectada y la inversión efectivamente echa en Perú en un proyecto similar, especialmente si consideramos que la Carretera considera un canal de 1000 km de longitud.

5.- Otro punto a simple vista inconsistente, es el trazado del canal Matriz desde la bocatoma en el río Biobío hasta la descarga en los embalses mencionados. En el caso de Colbún resulta estar sobre la cota de la bocatoma y en el caso del embalse Digua, la diferencia de cota es absolutamente insuficiente para conducir el agua desde su captación hasta las áreas de riego, salvo la construcción de un canal de tal magnitud que implique un costo extremadamente alto para cumplir el objetivo planteado.

Bueno estos son sólo algunas reflexiones, que a mi entender no tienen respuestas, o de haberlas parecen muy poco consistentes, y la propuesta parte de premisas erradas. Por lo que se puede suponer que el proyecto abrigue objetivos poco claros para comprometer al sector público en su participación. 

Existen innumerables estudios que consideran la construcción de embalses de diferente magnitud para mejorar y aumentar la superficie de riego en distintas regiones. Por ejemplo, se puede mencionar el estudio de la Cámara Chilena de la construcción, publicado en febrero 2017, donde se plantea que con una inversión de tres mil millones de dólares se puede mejorar la capacidad de embalse de agua y aumentar en 176.000 las hectáreas regadas.

El proyecto propuesto por El Consorcio, fuera de ser técnica y económicamente no factible, salvo bajo el subsidio del Estado, afectará sin duda el riego hoy seguro de la región del Biobío. Por último, en nuestra región existe una gran superficie de secano, la que puede regarse al implementar programas de riego y embalses debidamente evaluados.

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