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Columnista

11 de septiembre y el miedo del futuro (Parte 3)

Leslia Jorquera

Mario Ríos Santander    

por Leslia Jorquera

 Iba rodeado de autoridades coreanas. Ingresamos a una larga galería en que transitaba mucha gente venida de toda Norcorea, a visitar el museo de su amado Líder.

En esos mismos años, bastante más modestos pero equivocados también, los socialistas criollos en un afán de competirle a los comunistas, aprobaban en su Congreso de Chillán en los años sesenta, la tesis, también revolucionaria, del uso de las armas para lograr el Poder Popular. Nunca le fueron suficientes las ideas. El arma de fuego, cuyo destino es la muerte del que se le enfrente, se trasformaba en la línea central de su doctrina política.

Todo se ha terminado. Sólo dos lugares en el mundo se mantuvieron: Cuba y Corea del Norte. En este último país, dictadura absoluta y plena, caminaba una mañana de septiembre el 2001 por una calle de Pionyang, su capital, rumbo al lugar en que se encontraba el cuerpo, de Kim Il Sung. Iba rodeado de autoridades coreanas. Ingresamos a una larga galería en que transitaba mucha gente venida de toda Norcorea, a visitar el museo de su amado Líder. Por una puerta lateral, franqueada por soldados vestidos de verde oliva, me esperaba una alta autoridad política. Señaló la importancia de la vista que realizaría. “Ud estará con nuestro Amado Líder. Lo recibirá en persona. Ingresará por su espalda, una venia, caminará hacia su izquierda, otra venia, luego se pondrá frente a él, tres venias, verá sus ojos puestos sobre Ud. caminará hacia el costado derecho de nuestro Líder, otra venia y luego, saldrá del recinto destinado al descanso eterno de quien fuera el creador de nuestra república popular de Corea del Norte”. Y así fue. Kim Il Sung, sentado en una especie de trono, su brazo izquierdo afirmado en una codera del sillón, miraba impaciente a quien lo visitaría. Las venias y luego salir. Aquella mañana, mucha gente, pero, me informaban que solo mi persona había ingresado a esa cámara eterna. En realidad, y lo digo con todo respeto a pesar de lo duro que puede resultar la expresión, pero había visto los despojos de una doctrina, comunista, que fallecía en todo el universo, como había ocurrido con el nazismo, facismo y otras corrientes surgidas en tiempos oscuros de la humanidad.

Ahora, venía el futuro.

Y surgían las doctrinas de libertad y de compromiso. Rusia, Viet Nam, China, Yemen del Norte, Birmania, Argelia bajo el dominio de Boumedien, otras, habían fallecido. Pero, reconozcámoslo, todas pertenecieron a los tiempos que vivieron. Tiempos que se engolosinaron con cuanta revolución existió, y desprecio absoluto de la evolución, forma ésta, asentada en la naturaleza de las cosas. Y en todas las regiones del mundo en que gobernaron comunistas, nazistas, fascistas, renacieron los valores que dieron origen a la nacionalidad de aquellos pueblos. No existe excepción  alguna, en todo este planeta, de un  hecho en contrario.

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