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Columnista

José Pérez, la familia y las mangas de camisa

Leslia Jorquera

Mario Ríos Santander

por Leslia Jorquera

 En estos tiempos, falto de líderes transparentes y de actuar eficientes, María Teresa mostraba dotes en extremo atractivos y se posesionaba en ese liderazgo.

Ahora voy a defender a José Pérez y lo haré consciente que me voy a echar encima ese coro de histéricos que últimamente se han instalado a “ningunear”, todo cuanto tenga referencia a, cualquier cosa, incluso, la  belleza femenina, sensualidad, dirigencia y últimamente aborto, pleno y absoluto, declarando que, “el cuerpo es de ellas”, cosa que nadie pone en duda, pero poniendo fin a la vida del otro cuerpo, aquel que la naturaleza, maravillosa naturaleza, cobijó en el vientre de ellas.

Pero veamos. La gobernadora, María Teresa Browne, sorprende a todos renunciando a dichas funciones. Su simpatía había conquistado a quienes la conocieron y, desde una visión política, su figura y capacidad demostrada, la empinaban a otras perspectivas futuras. En estos tiempos, falto de líderes transparentes y de actuar eficientes, María Teresa mostraba dotes en extremo atractivos y se posesionaba en ese liderazgo. Sin embargo, prefirió otro camino. No lo manifestó ni tampoco se conoció otra función al menos pública. La comunidad la dejó tranquila y la vida continuó. Quedó la sensación, que su marido, que siempre estuvo tras ella incluso en la conferencia de prensa de su renuncia, llevó y punto. Sin embargo, para la prensa, este hecho no era un asunto casual y comenzaron a preguntar. Todos, expresaron  pesar por su renuncia, pero José Pérez fue más allá. Supuso un motivo y radicó en su familia su opción de vida. Así de simple, sin más ni más, señaló que “entendía las dificultades para una dueña de casa, estar en estas funciones públicas”, frase ésta que fue suficiente, para que el histerismo colectivo, estallara. “¡Que se imagina el diputado Pérez decir que las dueñas de casa no son capaces para estos cargos!”, u otra por ahí, más violenta aun, “cree que las mujeres sólo sirven para ser dueñas de casa!” y el colmo, entre otras, “al diputado Pérez hay que funarlo por lo que dice. Ya ven que se molestó con un invitado en mangas de camisa y él lo increpó”. José Pérez fue figura nacional por tener una sencilla opinión que daba cuenta, desde su perspectiva de hombre mayor, que la mujer podía tener la opción de privilegiar su hogar, su familia a la de una contienda política. ¿Acaso dijo algo más?. No. Surge entonces una duda, ¿tanto es el desprecio a la familia que el solo privilegiarla, es materia de adjetivos odiosos y dudas de la inteligencia de quienes, mujer u hombre, opten por vivir al interior de ella y no en vitrinas públicas?.

Y en el Congreso. Sesión de Comisión. De partida, cometen el error de transmitir todo por TV. Cuando estaba en la Mesa del Senado, no lo acepté nunca. En Comisiones, se requiere tranquilidad y la TV distorsiona la actitud del legislador, lo hace perder la prudencia y surge la tentación de, “hablar para la galería”. En esa sesión, aparece un invitado en mangas de camisa. El diputado Pérez, seriamente, le hace ver las formas que debe considerar, al menos en el Congreso, en su vestimenta. Nuevamente, bastó esta opinión, que la comparto absolutamente, para que se levantara un torbellino de declaraciones en su contra. “Cada uno se viste como quiere. Hay que dejar libre a la gente”, expresó el primero, luego otro recordó, “que el diputado Pérez se acuerde que está Florcita Motuda, vestido de cualquier cosa, antes de llamar la atención a ese invitado que es doctor en Derecho”. 

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