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Columnista

¿Quisiéramos ser tolerados?

Leslia Jorquera

Alberto Pinto, Escuela de Psicología Universidad Adolfo Ibáñez.

por Leslia Jorquera

 ¿Cómo la creación del miedo nos separa de los demás? Lo vemos todos los días en las noticias, en el discurso político irresponsable, ahí volvemos a asesinar al prójimo.

Martin Luther King, activista de los derechos civiles y quien cumple este año 50 años de su asesinato en 1968, decía que la sumisión y la tolerancia no son el camino moral, pero sí con frecuencia el más cómodo.

Parafraseando su pensamiento, no es lo mismo ser tolerado que aceptado. El reconocimiento del otro, nuestra capacidad de verlo y escucharlo amplía nuestra comprensión. Nos muestran que la realidad la componemos todos. Nuestra comprensión de la realidad aumentará en la medida en que sepamos escuchar a los demás.

¿Por qué la tolerancia es un tema medular de la relación humana? Porque es algo que cada vez que hemos sentido, desde o hacia nosotros, nos hace cuestionarnos acerca de nuestra dignidad y de la de quienes nos rodean. La pregunta es cómo evolucionamos como sociedad civil mejorando nuestra convivencia y la calidad de nuestras relaciones. Dignificándonos en la interacción, humanizando los vínculos.

Luigi Zoja plantea que vivimos en un mundo extremadamente individualista. En este mismo sentido Martha Nussbaum dirá que las personas son proclives a la estrechez y la avaricia a la hora de formarse sus simpatías (queriendo decir con simpatía más bien su empatía y capacidad de colaborar), lo que las hace reacias a apoyar proyectos orientados a un bien común si estos exigen de ellas algún sacrificio.

Zoja afirma que el prójimo ha muerto, y dice que después de la muerte de Dios, la muerte del prójimo representa la desaparición de la segunda relación esencial para el hombre. El hombre cae en una soledad esencial. Es un huérfano sin precedentes en la historia. Lo es en un sentido vertical, ha muerto su Padre Celestial, pero también en un sentido horizontal: ha muerto quien estaba cerca de él. Es un huérfano mire hacia donde mire. Dirá Zoja que por esto dejamos de mirar a los demás. Esto de la muerte del prójimo es causa y consecuencia del individualismo que asumimos en el día a día; nuestro yo, yo, yo, cotidiano.

Por otra parte aceptar al otro tiene que ver con la convivencia, con el coexistir, con el cohabitar, con el rozarse, con el hablar y escuchar, con el respeto, la igualdad y la dignidad.

Nussbaum dirá que tiene que ver con la compasión cívica. El tolerar indica una relación asimétrica en la cual el tolerante y el tolerado se encuentran en niveles distintos, teniendo una implícita superioridad quien tolera por sobre el tolerado. Tolerar o no tolerar, (en ambos casos se cumple) serán una defensa ante el miedo, una declaración de que no se envidia (por qué habría de hacerlo si el otro es inferior) y la vergüenza (de no ser superiores realmente en todos los sentidos).

El trabajo de la aceptación del otro para Nussbaum será declarado como el moldear la compasión. Para esto es necesario responder algunas preguntas, sobre todo si nos encontramos en la posición de liderar nuestra comunidad o en nuestro entorno.

¿Cómo la creación del miedo nos separa de los demás? Lo vemos todos los días en las noticias, en el discurso político irresponsable, ahí volvemos a asesinar al prójimo.

¿Cómo se enfrentan la envidia y la equidad en una lucha en nuestro interior? Cuando sentimos que no podemos compartir los mismos espacios, que otros afectan nuestro protagonismo. Lo vemos en las personas que temen por sus trabajos a causa de los extranjeros, siendo que todos los estudios muestran que esto no es efectivo.

Aceptar es integración y reconocimiento. ¿Cómo integrar a otros y reconocerlos? Probablemente sólo podremos hacerlo si en primer lugar somos capaces de responder qué tan integrados estamos y qué tanto reconocemos lo que somos. Volviendo a Luther King, sólo el amor (aceptación) puede resolver el odio, sólo la luz puede vencer la oscuridad.

Alberto Pinto, Escuela de Psicología Universidad Adolfo Ibáñez.

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