Opinión

El verdadero desafío de Sebastián Piñera

Roberto Poblete Zapata

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20-03-2018_19-44-491__RobertoPoblete / FUENTE:

 No obstante la realidad nos demuestra que generalmente la solución adecuada para esa y otras inquietudes está en la capital regional.

Hace dos semanas asumió sus funciones como presidente de Chile Sebastián Piñera. A la cabeza de La Moneda ya dirige el destino de nuestro país, conforme a lo expresado el pasado 17 de diciembre por la ciudadanía en las urnas.

Sin duda las tareas que deberá asumir serán varias y variadas, muchos pensarán que el primero de sus desafíos será buscar consenso en ambas cámaras, para sacar adelante aquellos proyectos que definirán su gestión, los que en el transcurso de su mandato mostrarán un sello y que al final de estos cuatro años se convertirán en su legado.

Se podría pensar que lo más importante es poner de acuerdo a los parlamentarios, pero a mi juicio el verdadero desafío de Piñera consiste en ceder poder, en darle manija a las regiones, entregando en su propio territorio las herramientas para desarrollar aquellas actividades productivas que le permiten subsistir, es decir, descentralizar.

El primer paso para deshacerse del poder central, es entregar la capacidad de decisión a las personas que habitan cada territorio, quienes pueden administrar sus riquezas naturales y culturales en base a sus propios criterios, lo que de paso entrega identidad a la comunidad, al ciudadano que está allí porque nació en ese lugar o porque así lo eligió.

Luego, hacer transferencia efectiva de las competencias y fondos para poder ejercer este poder. Por ejemplo: si una provincia -como Biobío- que establece como elemento fundamental para su desarrollo el agua, y que para ello debe administrar, gerenciar y cautelar su existencia, los organismos encargados de ello deben estar dentro del territorio.

No obstante la realidad nos demuestra que generalmente la solución adecuada para esa y otras inquietudes está en la capital regional. Con esto digo que es muy importante que así como reconocemos el centralismo inmovilizador de Santiago, hagamos lo propio con el centralismo burocrático de las capitales regionales.

Y es que Chile no crecerá a la velocidad que se requiere mientras exista un presidente que no entregue el poder. El estado será unitario sólo si se reconoce la diferencia de las partes y se pone en valor cada una de ellas, de lo contrario, el país se convierte en una cuestión uniforme y no unitaria, que no le hace justicia a cada una de sus regiones.

El centralismo agrede y por eso en todo el mundo se están construyendo y movilizando sociedades entre distritos (por llamar de alguna forma a las divisiones territoriales), para poner en valor sus micro o macro espacios, a través de la gastronomía, de la cultura, del arte, de sus actividades productivas o de aquello que los mueve.

Es así como Sebastián Piñera debe aprovechar el camino ya recorrido por Michelle Bachelet y avanzar en la senda que ya cuenta con asfalto y comenzar a pavimentar. No hay excusa, ahora cuenta (a diferencia de su primer mandato) con herramientas como la elección ciudadana de intendentes regionales y lo más importante, cuenta con la voluntad de un pueblo que ya se dio cuenta que el poder está en la provincia…de todas maneras!

Roberto Poblete Zapata

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