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Columnista

La ropa sucia ya no se lava en casa

Leslia Jorquera

María Luisa Neumann Vásquez.
Psicóloga clínica y académica Facultad de Psicología
Universidad San Sebastián

por Leslia Jorquera

Este sábado 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. En ese contexto, señalar que, según cifras de la ONU, a lo largo de su ciclo vital  hasta un 70% de las mujeres vive violencia.   El poder reconocer las distintas formas que asume la violencia ha sido fruto del trabajo de organizaciones de mujeres que desde hace décadas se han movilizado para visibilizar esta violencia que ocurre tanto en el ámbito privado como público.

En lo privado, el golpe, los insultos, las descalificaciones, la violencia sexual y violación dentro y fuera del matrimonio; en lo institucional, la desvalorización del trabajo de las mujeres, las diferencias de salarios, las vulneraciones a los derechos sexuales y reproductivos; en lo comunicacional, la sexualización de los cuerpos y su espectacularización como objetos del deseo y la posesión masculina (Olea, 2015).

  

En Chile, la violencia hacia las mujeres, material o simbólica, o sea, el machismo en su más brutal expresión, es transversal. No distingue clase social, ideología política, ni cultura de origen (Águila, 2015). Respecto a lo que conocemos como violencia en el contexto de pareja, ¿cómo las mujeres logran enfrentar esta violencia y se alejan de los agresores?  Se han descrito cinco factores que nos ayudan a entender lo que facilita este largo proceso, que suele durar años (Johannson, 2015).

El primer factor son las redes de apoyo.  El poder contar con personas de su entorno cercano que validen la  decisión de alejarse de su pareja, es muy importante, pues otorga un contexto que permite a las mujeres reflexionar y compartir lo que les ocurre, reafirmando su decisión. Un segundo factor es la independencia económica. La capacidad de poder generar recursos es fundamental para poder afirmar la decisión de alejarse de una relación de violencia. Un tercer factor es la toma de conciencia. Esto implica reconocer que lo que se está viviendo es violencia, aceptarlo y cuestionar esa forma de relación. Es común que las mujeres tiendan a soportar la situación, creyendo que son hechos aislados y culpabilizándose por la violencia, por eso, el tomar conciencia puede tardar años. Un cuarto factor es involucrarse en actividades fuera de la casa. El contacto con otras experiencias ayuda a que las mujeres se cuestionen y reflexionen sobre su situación. Compartir nuevas experiencias con otras, ayuda a sentir alegría y fortalecerse para seguir adelante. El quinto factor es que las mujeres se sientan capaces de salir de la violencia. Esto tiene que ver con recuperarse a sí mismas, conocer las propias fuerzas, y aprender a escucharse y validarse, recuperando su autoestima y dándose valor.

 

Para abordar la violencia contra las mujeres es necesario entender que no es sólo un problema de salud mental, es una situación estructural donde todas y todos tenemos algo que hacer, algo que decir.  No es un asunto privado, compromete a toda la sociedad. Por eso, la ropa sucia ya no se lava en casa. 

María Luisa Neumann Vásquez.

Psicóloga clínica y académica Facultad de Psicología

Universidad San Sebastián

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