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Columnista

Bachelet y un Congreso para todos y todas 

Leslia Jorquera

Enrique Inostroza.
Seremi Gobierno

Biobío

por Leslia Jorquera

“Dejando atrás el sistema binominal ahora existe el sistema proporcional que trabaja en la lógica de listas. Esto implica que los pactos que logran conseguir más votos pueden sacar más candidatos”.

El próximo 11 de marzo la Presidente Michelle Bachelet dejará el Palacio de La Moneda concluyendo su segundo período presidencial con una serie de transformaciones históricas para Chile.

Sin duda esta administración marcará un antes y un después para nuestro país, ya que la mandataria se propuso dar un salto y lo logró al atreverse a concretar la reforma tributaria, algo que parecía impensable de realizar, la gratuidad en la educación superior, el Acuerdo de Unión Civil, el proceso constituyente o impulsar el aborto en tres causales. Otro de los elementos que no pasarán inadvertidos será la agenda de probidad y transparencia con una democracia más protegida de las influencias del dinero.

Pero es en materia del fortalecimiento de nuestro sistema de gobierno donde hay un aspecto que resalta de manera importante. Se trata del fin del sistema electoral binominal que favorecía a la segunda minoría y en la práctica barría con los partidos pequeños o independientes. El 5 de mayo de 2015 se publicó la Ley 20.840 que sustituye el sistema electoral binominal por uno de carácter proporcional inclusivo que fortalece la representatividad del Congreso Nacional, modificando el método según el cual se escogían a sus representantes.

Hoy nuestro país se ve reflejado tal cual es en el Congreso nacional, con visiones distintas, rescatando temáticas que antes jamás podrían haber llegado a dicha instancia.

Dejando atrás el sistema binominal ahora existe el sistema proporcional que trabaja en la lógica de listas. Esto implica que los pactos que logran conseguir más votos pueden sacar más candidatos incluso si algunos de ellos no consiguieron los sufragios suficientes, pues aplica también la lógica de “arrastre”. 

Esto generó que el poder Legislativo tuviera su mayor renovación desde 1990. Dejando en el pasado el binominal que reinó durante alrededor de dos décadas y media. El porcentaje de recambio fue de 59,4%, en el caso de los diputados y 73,9% en el de los senadores.

En materia de representación femenina recordemos que en 1951 las mujeres sólo ocupaban el 0,5% del total del Congreso. 50 años después, esta cifra alcanzó un 9,5% en 2001. Luego en 2013 el porcentaje se amplió a 15,8%. Tras las elecciones del domingo pasado, las mujeres se quedaron con el 22,7% de los asientos del parlamento y en el senado la cifra llegó al 25% de presencia femenina, bordeando los estándares mundiales al acercarnos al 23% del promedio global.

Se trata por cierto de un avance sustantivo en materia de representatividad, la llegada de mayor cantidad de mujeres al Congreso como de diversidad política le permite a Chile refrescar las ideas en materia de legislación, y al mismo tiempo da tiraje a la chimenea, le permite a nuevas generaciones participar de los debates nacionales acercando la política a la gente. 

El legado de la Presidenta Bachelet, sin duda es extenso, pero por sobre todo transformador, ya que logra leer correctamente los tiempos y le permite al país apurar el tranco al progreso con mayor pluralidad. Hoy el Congreso es verdaderamente para todos y todas.

Enrique Inostroza.

Seremi Gobierno

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