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Columnista

¿Lesión o molestia&Cuándo debo preocuparme?

Leslia Jorquera

Ángelo Meza Carrasco

Kinesiólogo

por Leslia Jorquera

 En el caso de una molestia, éstas pueden ser muy dolorosas, inclusive más que las lesiones, pero su gran diferencia, es que se trata sólo de un movimiento erróneo que hace el musculo o la articulación, pero es capaz de volver a su posición original.

Practicar cualquier deporte siempre es importante para nuestra salud, pero también es necesario saber diferenciar entre una lesión o una molestia física, ya que no siempre implicarán una complicación mayor para nuestro cuerpo.

Es necesario tener en cuenta el factor de la “adaptación al ejercicio”, es decir, las modificaciones que sufren las articulaciones y músculos al estímulo, dentro de la actividad.

Pero lo que debemos aprender es a saber ¿cómo diferenciar entre la adaptación y una lesión? A veces nos complicamos y creemos que todas las dolencias son lesiones graves o minimizamos algunas lesiones pensando que pasarán solas, lo que nos puede generar complicaciones mayores.

En el caso de una molestia, éstas pueden ser muy dolorosas, inclusive más que las lesiones, pero su gran diferencia, es que se trata sólo de un movimiento erróneo que hace el músculo o la articulación, pero es capaz de volver a su posición original, por eso se genera un dolor intenso al principio, y en algunos casos sensación de ardor en la zona, la que quedará muy delicada. Sin embargo, el tiempo puede ser un factor diferenciador, ya que si está dura por más de 7 días, se podría hablar de una lesión, ya que por lo general, las molestias duran entre 4 a 7 días si eres principiante en el deporte, y 3 días si eres una persona entrenada.

En el caso de las lesiones, estas son más complicadas y duraderas, sobre todo si no se les toma en cuenta. Generalmente se trata de una molestia mal cuidada, es decir, un esfuerzo o algún movimiento erróneo, en donde el músculo o la articulación no es capaz de volver a su estado inicial y de hacerlo, lo hará de forma descompensada. Por ejemplo, cuando corres y sientes una molestia que dejas pasar por que no es tan dolorosa, el músculo sigue exigiéndose y puede llegar a producir una contractura (una “pelota” en la zona adolorida), una distensión (el músculo se “hunde” cada vez que lo tocas, causando dolor) o incluso un desgarro (la zona que molesta cambia de color a un tono morado, rojizo o amarillento). Por ello, cuando se trata de una lesión, lo ideal es que acudas a un profesional que pueda evaluarte e indicar el tratamiento correspondiente. La idea es prevenir, disfrutar y que no te desmotive el ejercicio.

Ángelo Meza Carrasco

Kinesiólogo

 

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