Opinión

El remezón electoral de Goic

Juan Cristóbal Portales

Escuela de Periodismo

Universidad Adolfo Ibáñez

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13-01-2017_19-39-46JuanCristóbalPortales / FUENTE:

El triunfo de Carolina Goic en las elecciones de la mesa nacional de la Democracia Cristiana promete remecer el mapa presidencial que se venía configurando. Primero, porque implica el triunfo claro y contundente de un liderazgo unitario en un partido hasta hace poco fragmentado, sin norte y hundido en una hoguera de las vanidades, de progresismos de cartón y facciones chasconas con olor a naftalina. Es también la victoria de una apuesta lejana a un caudillismo pragmático-transaccional expresado por algunos militantes deseosos de asegurar un posible botín en el Estado con un encumbrado Guillier, y distante a un caudillismo nostálgico del orden y el statu quo laguista, defendido por figuras octogenarias como Andrés Zaldívar.

Segundo, porque avala una opción real de redefinir y defender una identidad DC, con candidato y programa propios de cara a elecciones presidenciales y a una negociación de pactos y elencos parlamentarios. Luego, da mayor brío y músculo a una candidatura que, si bien es mejor valorada que las de Lagos o Insulza requiere de tiempo para visibilizarse instalarse y explotar sus mejores atributos. Parte de estos atributos tienen que ver con la promesa de liderazgo ético claro, alejado de las retroexcavadoras que comulga con un reformismo responsable y creativo, que da la cara, no se silencia estratégicamente que pone de relieve el valor de la política y sus instituciones y aparece liberado de conflictos de interés, financiamiento irregular y fideicomisos no tan ciegos.

Goic tiene la posibilidad también de revalorizar un liderazgo femenino venido a menos con Bachelet, auténticamente inclusivo pero competente, resolutivo, con experiencia dirigencial partidista y legislativa, y capacidad para escuchar pero tomar decisiones duras. Un liderazgo que represente y defienda la dignidad de la mujer y la eleve por sobre un estatus de muñeca inflable. Por último, la elección de Goic y su opción presidencial pueden cambiar el eje de una campaña hasta ahora carente de sustento y sobrepoblada de fuegos artificiales, con aspirantes que coquetean a ratos con un discurso y ethos populistas.

Una campaña y candidatos que, más allá de diagnósticos manoseados, visibilizan contradicciones discursivas y poco y nada hacen por subsanar esa creciente ansiedad ciudadana respecto a cómo abordar por ejemplo, la debacle de la salud pública, las inequidades evidenciadas con el actual sistema de isapres o AFP, o el rezago y pobreza educativa de nuestro sistema preescolar y escolar más allá de una promesa de gratuidad. No sería raro que en este escenario de desafección y caudillismos pobres, Goic finalmente logre revalidar una lógica de los tres tercios y se instale como una real alternativa, ética y épica para la política y para un electorado en creciente estado de orfandad.

Juan Cristóbal Portales

Escuela de Periodismo

Universidad Adolfo Ibáñez

 

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