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Columnista

Acompañar y acoger en caso de resultados negativos en la PSU

Leslia Jorquera

Fernando Contreras Hernández

Académico de la Facultad de Ciencias de la Educación

por Leslia Jorquera

 Los estudiantes suelen experimentar ansiedad y tensión, la cual disminuye una vez rendida la prueba, pero suele aparecer nuevamente días previos a la entrega de los resultados.

A pocas semanas de que miles de jóvenes hayan rendido la PSU, es común que al interior de las familias se experimente una tensa espera, en tanto se han generado una serie de expectativas en relación al resultado y a lo que conlleva. ¿Qué carrera estudiar? ¿En qué universidad o institución de educación superior? O, en su defecto, ¿qué ocurrirá si el resultado no es el esperado?

Los estudiantes suelen experimentar ansiedad y tensión, la cual disminuye una vez rendida la prueba, pero suele aparecer nuevamente días previos a la entrega de los resultados.

Con los puntajes de la PSU a la vista, las reacciones de la familia y del propio estudiante se asocian a si está dentro de las expectativas. En este sentido, un mal resultado no necesariamente implica un bajo puntaje, muchas veces corresponde a un puntaje que está por debajo de lo que se esperaba considerando el desempeño del estudiante en la enseñanza media y en los variados ensayos que suelen realizar.

Frente a resultados positivos, luego de las felicitaciones, el estudiante y su familia se centran en las decisiones a tomar, postulación, becas, carrera, etc. Sin embargo, frente a resultados deficientes, ya sea que esté por debajo de los esperados o que no permitan acceder a la carrera e institución deseada, el escenario es complejo.

La familia y en general las personas cercanas al estudiante no tienen claridad sobre cómo deben reaccionar o qué decir. En primer lugar, debemos tener claro que un mal resultado genera frustración, rabia e incluso culpa, por lo tanto, no es extraño que el estudiante se moleste fácilmente, se retraiga o se aleje de la familia. De esta forma, la familia debería primero sintonizar emocionalmente con lo que le ocurre a su hijo(a) antes de presentar un plan sobre qué hacer, esto permite contener y entregar apoyo frente a una situación que es experimentada como negativa.

Es importante que los padres le hagan saber en forma explícita que se cuenta con su apoyo y que, a pesar del mal resultado, esto no define su futuro. El conversar, evaluar las alternativas existentes, es una buena instancia para acompañar a los hijos en su proceso de toma de decisión. En este sentido, el haber tenido instancias de diálogo previas a la entrega de los resultados respecto de que se cuenta con el apoyo incondicional de los padres, crea una buena base para afrontar exitosamente un mal resultado.

A su vez, es importante tomarse el tiempo suficiente antes de decidir qué hacer, ya sea estudiar otra carrera, trabajar, prepararse para rendir nuevamente la PSU u otra, lo cual se debe hacer con el estudiante, es decir, evitar imponer una opción. Se deben evaluar las posibilidades y decidir en función de intereses y posibilidades reales existentes en un ambiente de apoyo y cercanía.

Fernando Contreras Hernández

Académico de la Facultad de Ciencias de la Educación                                                                            Universidad San Sebastián

 

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