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Columnista

"Tips" de felicidad

Leslia Jorquera

Javier Bronfman

Escuela de Gobierno

Universidad Adolfo Ibáñez

por Leslia Jorquera

 El aumento de las cotizaciones previsionales impuesto a los empleadores podría generar distorsiones al mercado laboral, menores salarios para nuevos trabajadores e incentivar la informalidad y el trabajo independiente. Estos incentivos podrían generar más lagunas de cotización.

 

El gran descontento ciudadano con el sistema de pensiones ha logrado instalar en la agenda pública la necesidad de cambios urgentes en esta materia. Las reuniones del comité político en La Moneda han abordado el tema y el Ejecutivo ha planteado una serie de medidas para reformar el sistema. Dentro de las principales propuestas destacan la creación de una AFP estatal y el aumento de las cotizaciones en un 5% a cargo del empleador.

Antes de una eventual reforma es importante definir de manera concreta el problema a resolver. En el caso de nuestro sistema de pensiones, el problema radica en el bajo nivel de las pensiones. Luego, es importante analizar los méritos de las propuestas a la luz del objetivo definido -aumentar el monto de las pensiones-. Para lograr este propósito en un sistema de capitalización individual como el nuestro existen dos alternativas (no excluyentes): aportar más a las cuentas individuales y/o mejorar las rentabilidades de los fondos.

La creación de una AFP estatal aumenta la oferta de empresas proveedoras de servicios de administración de fondos, lo que en teoría imprime competencia al sistema. Sin embargo, menores comisiones no necesariamente se traducen en mejores pensiones futuras, más bien incrementan el sueldo líquido de los trabajadores que cotizan -un beneficio deseable, pero alejado del objetivo de mejorar las pensiones-. Es por esto que no queda claro cómo una AFP estatal se hace cargo del desafío de aumentar las pensiones. ¿Cómo pretende esta nueva empresa estatal mejorar las pensiones de sus afiliados?

Adicionalmente sería importante entender cómo entra una AFP estatal a “competir” en este sistema. ¿Postulará a la licitación de nuevos cotizantes? De ser así, ¿cómo nos aseguramos que la competencia será leal?

Si la reforma incluye además un aumento en los aportes, esto efectivamente se traduciría en mejores pensiones. Sin embargo, es importante pensar seriamente en los efectos que esto puede tener en el mercado laboral. El aumento de las cotizaciones previsionales impuesto a los empleadores podría generar distorsiones al mercado laboral, menores salarios para nuevos trabajadores e incentivar la informalidad y el trabajo independiente. Estos incentivos podrían generar más lagunas de cotización y por ende disminuir las pensiones.

Por otro lado, la propuesta que contempla la devolución de las comisiones ante rentabilidades negativas podría generar una fuerte aversión al riesgo por parte de las administradoras; a menor riesgo menor rentabilidad, lo que en el largo plazo podría impactar negativamente en las pensiones.

Antes de embarcarse en otra reforma, es importante definir un objetivo claro y evaluar las diferentes opciones a la luz de estos objetivos. Una AFP estatal podría no ser la solución, sin embargo, pensar en nuevas fórmulas y políticas complementarias podría ser el camino para lograrlo.

Javier Bronfman

Escuela de Gobierno

Universidad Adolfo Ibáñez

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