Ignorar la experiencia de los docentes en la implementación de políticas educacionales ha llevado a […] que el 20% de los docentes se retire de la profesión después del primer año de ejercicio y el 40% lo hace después de 5 años.
Invitados por instituciones de educación superior y el ministerio del ramo, connotados investigadores internacionales vienen a entregar sus experiencias para mejorar nuestro sistema educativo. A ellas se suman importantes investigaciones realizadas por académicos nacionales que estudian la realidad de la educación diagnosticando los problemas que la aquejan y proponiendo medidas para mejorar su calidad y equidad. Sin embargo, las recomendaciones de unos y otros no logran traspasar la epidermis de quienes toman decisiones en políticas educativas –algunos más preocupados de las tareas escolares que de los verdaderos problemas de que adolece- y nuestra educación, aún con críticas y declaraciones políticamente correctas, no logra cambiar de rumbo, ni en la forma ni en el fondo.
Entre varias, una de las causas de que las reformas no fructifiquen tiene que ver con la nula participación de los docentes en su formulación. En su visita a Chile, Tom Russell, magíster en educación y doctor en teoría educacional, para participar en talleres de reflexión sobre procesos de inducción a docentes que se inician en la profesión, expresó: ”Llevamos cerca de cien años hablando de la importancia de mejorar las prácticas en los colegios, pero en todo ese tiempo se ha tendido a olvidar de escuchar a quienes viven el día a día de la sala de clases. Seguimos haciendo programas sin preguntar a los profesores si sienten que estos tienen efecto”.
Ignorar la experiencia de los docentes (el verdadero cambio se produce en el aula, se afirma) en la implementación de políticas educacionales ha llevado, según estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile, que el 20% de los docentes se retire de la profesión después del primer año de ejercicio y el 40% lo hace después de 5 años. Razones: clima de trabajo con los estudiantes, actitud de los colegas, bajo apoyo de la comunidad y de los directivos, la cultura escolar y el escaso tiempo disponible. Si bien esta situación se pretende mejorar con el Sistema Nacional de Desarrollo Profesional Docente para superar las dificultades y los miedos con que los nuevos docentes asumen las dificultades de la profesión su verdadero impacto sólo se verá con el tiempo, cuando el docente se empodere por su idoneidad en el desempeño de la profesión, cuando sea respetado por su competencia profesional más que por el poder, para lo cual debe contar con el respaldo de la comunidad y las autoridades, así como de la autonomía que le permita la creatividad para sobrevolar los estrechos límites del libreto impuesto por los frondosos programas de estudio y hacerse creíble por los estudiantes al relacionar sus visiones de vida y de sociedad con la sociedad real y ponerse de acuerdo para hacerla mejor.
Alejandro Mege Valdebenito