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Columnista

Legislación chilena está atrasada en protección radiológica

Leslia Jorquera

Pablo Aguilar Frez

Académico de Tecnología Médica

Universidad San Sebastián

por Leslia Jorquera

En la práctica moderna, algunos procedimientos suelen ser sencillos e involucran dosis de exposición muy bajas, pero otros, dependiendo de la complejidad de la patología y de las características del paciente, aumentan de manera considerable la dosis de radiación.

 Hoy, 15 de abril, se celebra el Día de la Protección Radiológica, que es aquella disciplina que estudia los efectos y riesgos asociados al uso de radiaciones ionizantes, especialmente en el ser humano. Desde 1928, la Comisión Internacional de Protección Radiológica reúne a físicos, biólogos, médicos y tecnólogos especialistas de distintos países para generar recomendaciones con el fin de que cada país pueda regular y legislar acerca del uso de este tipo de energía, estableciendo límites de dosis, planes de emergencia, entre otras acciones.

La convivencia con fuentes de radiación ionizante es inevitable, ya que es un tipo de energía que está presente en nuestro propio entorno y naturaleza a través de fuentes como la irradiación cósmica, el alimento y en el agua que bebemos.

Pero, ¿por qué es tan necesaria la protección radiológica? Desde los primeros estudios sobre los rayos X y los elementos radiactivos, se observó que la exposición a niveles elevados de radiación puede causar daños clínicamente identificables en los tejidos del cuerpo humano.

Los procedimientos diagnósticos y terapéuticos basados en el uso de radiación X o a través del empleo de radioisótopos, se han masificado en todo el mundo. Si bien constituyen un soporte vital para el diagnóstico de distintas enfermedades y recuperación de la salud, también han contribuido a aumentar de manera significativa los niveles de radiación de la población.

En la práctica moderna, algunos procedimientos suelen ser sencillos e involucran dosis de exposición muy bajas, pero otros, dependiendo de la complejidad de la patología y de las características del paciente, aumentan de manera considerable la dosis de radiación.

En los últimos años, las técnicas diagnósticas y terapéuticas se han desarrollado masivamente en nuestro país y región. Sin embargo, la legislación chilena se encuentra atrasada respecto de países europeos. Nuestra legislación, por el momento, no incluye la necesidad de tener niveles de referencia de dosis para procedimientos en radiodiagnóstico e intervencionismo radiológico, ni tampoco obliga a los prestadores de dichos servicios a establecer programas de control y garantías de calidad. Debido a la alta heterogeneidad de técnicas y de procedimientos y por la alta variabilidad de dosis generadas según aplicación, se requiere la implementación de un programa de garantía de calidad que permita establecer, controlar y mantener los niveles de dosis impartidas al paciente y en especial verificar y corregir aquellos aspectos técnicos asociados a desajustes de calibración de instrumental, que puedan ser evidenciados.

Esta orientación constituye una importante herramienta para optimizar las dosis de radiación y favorecer la buena práctica y uso de los equipos emisores de radiación ionizante, con el fin de evitar radiolesiones severas y así conseguir el objetivo clínico, diagnóstico o terapéutico, con la mínima exposición.

Pablo Aguilar Frez

Académico de Tecnología Médica

Universidad San Sebastián

 

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