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Columnista

La otra cara de la pobreza en Chile

Leslia Jorquera

Renato Segura

Director Centro de Estudios

CERRegional

por Leslia Jorquera

Si usted siente que su dinero no le alcanza y busca posibilidades para expandir su capacidad de consumo (como el crédito, por ejemplo), existe una alta probabilidad que esté sumido(a) en el síndrome de la pobreza.

 

Sálvense quién pueda, pareciera ser el ambiente que reina en la actualidad en el mundo político, social y económico. La sociedad de consumo y la necesidad apremiante del ser humano por influir sobre los demás, tiene su vía rápida a través de la acumulación de riqueza.

“Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir” fue la frase utilizada por el ex Presidente de Uruguay, José Mujica, para describir la pobreza de nuestros tiempos. En el mundo actual, donde hemos aprendido que mientras mayor sea la cantidad de bienes adquiridos, mayor es el bienestar de la persona, la pobreza se ha transformada en el principal problema de la población y la principal fuente de transferencia para la brutal concentración de la riqueza que vive el mundo.

Vestir un Jeans Dolce & Gabbana puede llegar a costar más de $8 millones, es decir el sueldo mensual de un senador de la República en Chile. Al que le gusta los autos deportivos, el Pagani Zonda le puede llegar a costar $1.120 millones, cuyo financiamiento en Banco Estado a 36 meses le implica una cuota mensual de $44 millones. Un Departamento amplio, digamos 300 m2, puede llegar a costar más de $500 millones, lo que genera un dividendo mensual de $2,5 millones para un crédito hipotecario tasa fija a 30 años.

Es decir, para un consumidor con gustos refinados y poder adquisitivo, su salario mensual debiese estar del orden de los $50 millones. Ahora bien, si usted es de gusto refinado, pero no tiene el poder adquisitivo, según José Mujica se le puede clasificar como pobre.

Pero la acumulación de riqueza, también sirve para lubricar el tráfico de influencias. En Chile es conocido el refrán popular en el cual “tener un amigo es mejor que tener plata”. La riqueza puede sumar amigos y comprometer lealtades. Por lo tanto, la pobreza también se asocia al cambio de estado en el nivel de riqueza de una persona y la incidencia que ello implica en la cantidad de amigos a su disposición; en Chile también existe un refrán popular que ilustra esta realidad: “Acabándose el dinero, se termina la amistad”.

Es por ello que, si usted siente que su dinero no le alcanza y busca posibilidades para expandir su capacidad de consumo (como el crédito, por ejemplo), existe una alta probabilidad que esté sumido(a) en el síndrome de la pobreza. Al contrario, si percibe que está contento(a) con lo que tiene y que cualquier impulso por satisfacer una determinada necesidad queda subyugado a su poder adquisitivo, ha comenzado a disfrutar libremente de su vida: “Ser libre es (…) gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer” (José Mujica).

Renato Segura

Director Centro de Estudios

CERRegional

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