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La Tribuna
Columnista

La amenaza albiceleste

Leslia Jorquera

Renato Segura Domínguez

Amplitud Los Ángeles

por Leslia Jorquera

Con los recientes resultados de la elección presidencial en el vecino país, su política económica amenaza con volver a enfocarse hacia las exportaciones y la estabilidad en los precios. De ser efectivo, Chile está condenado a perder el liderazgo que ha mantenido en los últimos 30 años.

Fuerte reacción tuvo la divisa norteamericana en Chile, al día siguiente de conocido el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales de Argentina. El país trasandino con una población de 41 millones de habitantes y un PIB per cápita de US$12 mil, es una economía emergente cuyo cambio de giro económico está en condiciones de atraer buena parte de los capitales extranjeros que buscan nuevos negocios en América Latina. De ahí la respuesta del mercado cambiario chileno, el cual observa que, junto a los menores ingresos generados por las exportaciones de cobre, la posibilidad que Chile recupere el interés de los inversionistas se dificulta por la amenaza que significa el despertar del gigante económico trasandino.

La economía Argentina, bajo un modelo de economía liberal, demostró su enorme capacidad de desarrollo. Bajo dicho modelo, hacia fines del siglo XIX e inicios del siglo XX (1880 – 1910), la población se cuadruplicó; los ingresos de pesos oro en el comercio exterior crecieron 12 veces y la superficie sembrada en 55 veces (Ezequiel Gallo 2008). Sin embargo, hacia mediados del siglo XX, el modelo económico migró hacia un sistema de economía cerrada donde, si bien hubo crecimiento de la industria y la agricultura, no fue posible sostener el crecimiento económico. Hacia fines del siglo XX, Argentina perdió el protagonismo en el concierto internacional, cediendo la iniciativa a economías emergentes, como fue el caso de Chile.

Con los recientes resultados de la elección presidencial en el vecino país, su política económica amenaza con volver a enfocarse hacia las exportaciones y la estabilidad en los precios. De ser efectivo, Chile está condenado a perder el liderazgo que ha mantenido en los últimos 30 años.

Pero no solo Argentina es culpable de dicha situación. La falta de convicción de la elite gobernante en el modelo de economía social de mercado, la consolidación de un sistema económico con alta concentración económica y los shocks internacionales, han terminado por pasar la cuenta a un Chile que prometía ser desarrollado en el 2030 pero que, a la luz del comportamiento actual de la economía, necesitará de otros 200 años para lograr cruzar la barrera del desarrollo.

Renato Segura Domínguez

Amplitud Los Ángeles

 

 

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