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Columnista

La bandera quemada

Leslia Jorquera

Mario Ríos Santander

por Leslia Jorquera

  1. Quemar la bandera chilena en Malla Malla, alegra al marxista criollo. Ya dejó de cantar la Canción Nacional. Entonces no hay motivo para molestarse [...]Chile ya no existe.

Vladimir Ilich Lenin, en su libro, El Estado y la revolución, expresaba que, la democracia es una de las variedades del Estado que por tanto, a pesar de la igualdad formal, representa, como todos los Estados, la aplicación organizada y sistemática de la violencia sobre los hombres. Tal afirmación, que como todas los preceptos del humanismo, tiene algunas aristas verdaderas, (claro, la Democracia es hoy claramente una violenta acción de las mayorías), lo señalado por Lenin, padre absoluto de la interpretación marxista, servía para buscar otra forma de gobierno, pero, como en los albores del siglo XX, esta doctrina, la democracia, había adquirido cierta importancia a la luz de la caída de varias monarquías y otra por desvanecerse, descubrió que la única y verdadera democracia es aquella que, en forma y fondo, permite crear comunidades de personas iguales, desechando cualquier atisbo de mayoría, (evitar la democracia burguesa, que dispone de mayorías y minorías y por tanto es dañina para la vida en comunidad).

El extremo llegó al mundo laboral, cuando el trabajador descubrió que no era un asalariado, tal como se lo habían pintado los camaradas, sino que en los hechos, era nada menos que un socio de la empresa en que laboraba. Poco le importó qué tipo de democracia seguiría para adelante, pues los anhelos de una vida para él y su familia, de franco progreso, terminaba siendo lo trascendente. Dejó incluso de votar y no militó en ningún partido político. Su única preocupación se radicó en la Negociación Colectiva, ocasión en que los socios, se juntaban para resolver la distribución de las riquezas logradas. Si no había que repartir, era un desastre y para ello, lo mejor era trabajar bien.

¿Y la Comunidad proclamaba por Marx y voceada por Lenin?

Hugo Moldiz, destacado pensador marxista, en su libro, América Latina y la tercera ola emancipadora, anuncia que la Revolución ahora tiene otros nombres: Abya Yala, Pachamama, Causa Indígena, Propiedad Ancestral, Emancipación. Diversas expresiones, pero todas dirigidas al único y final objetivo: la Emancipación. Y eso es sólo patrimonio indígena. Entonces anima a los marxistas de América, algo perdidos con esto de que la clase obrera, se desvanece, a apoyar la causa indigenista de América, pues será ésta, la oportunidad en que, exista ese No Estado que dará paso a la Emancipación. Entonces, quemar la bandera chilena en Malla Malla, alegra al marxista criollo. Ya dejó de cantar la Canción Nacional. Entonces no hay motivo para molestarse y más bien, se comprende, pues la bandera indígena que se eleva en el Queuco, es la misma de La Paz, Quito o Putre en el norte. Chile, ya no existe.

Mario Ríos Santander

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