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La Tribuna
Columnista

Esto de no estar en el Estado

Leslia Jorquera

Mario Ríos Santander.

por Leslia Jorquera

 El pueblo trabajador, aquel que crea empleos, paga impuestos, hace funcionar su imaginación creadora.

 Un asunto complicado en todos los gobiernos socialistas, está relacionado con esta cosa de “engolosinarse” con las platas públicas y más que eso, con la “pega” bien remunerada, a veces, haciendo poco o nada.

Y esto es un problema.

De partida, para afirmarse en el gobierno, definen una primera verdad que rebatírsela, es un drama social abrumador: “La verdad la tienen los funcionarios del Estado porque, ahí está la inteligencia”. El resto, el pueblo trabajador, aquel que crea empleos, paga impuestos, hace funcionar su imaginación creadora, pelea con los bancos, paga y paga por todo, es una persona revisionista, burguesa, capitalista y enemiga de los trabajadores. Por lo tanto, su palabra no vale nada y si pretende levantar la voz para hacerse oír, le llega un vendaval de slogans, o frases previamente estudiadas, generalmente acompañado de puños en alto y rostros de un odio absoluto, exigiéndole que pague más impuesto porque ellos quieren más y más bonos millonarios.

Caminaba por los amplios pasillos del Banco Estado en Santiago. En cada oficina, la secretaria, generalmente bien presentadita, café en mano, se lamenta que no la dejen fumar. De contraparte, una “señora del aseo”, que es la que le lleva los “puchos”, la anima para que vaya a fumar al escondite de siempre, “ahí no hay nadie y el que llega, es porque se va a fumar también”. La secretaria le comunica al “jefe, voy y vuelvo”. Desaparece. Copucha en ristre, logro “aguaitar” el escondite y me encuentro que son harto más de una docena que están en lo mismo. Están tranquilas, bono en mano de seis millones trescientos mil pesos, las tiene en paz. Vuelvo a mis quehaceres bancarios y recuerdo que elevaron los intereses por un préstamo que estoy solicitando para el trabajo. “De ahí sacaron el bono”, medito irónicamente. Termino mis trámites, debo volver a Los Ángeles, a trabajar, levantarse temprano, buscar las semillas, abonos, una herramienta que se me encarga. Luego venderé el producto del trabajo y dividiré las platas recibidas en tres partes: A.- Para el banco que financiará los bonos del personal, B.- Para los tributos del Estado, que pagará incluso a los que no trabajan y C.- Lo que queda, para nosotros, familia. En el verano, a ninguna parte. El trabajo repleta todo el tiempo, además los agricultores no tenemos “centros vacacionales”, no hay cabañas ni nada, sólo impuestos e intereses. Las señoras alegan, los hijos también. El vecino del frente, se prepara. Estuvo en huelga más de un mes en su “Servicio”, le pagaron como si lo hubiese trabajado y ahora, casi un mes de vacaciones, se inscribió con una cabaña de su banco, de su servicio, de lo que sea y pagará la nada misma. Total, el campesino del frente, lo mantendrá a la vuelta por un año más…incluso con bono incluido y platita para otro mes de huelga. ¡Viva Chile!

Mario Ríos Santander.

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