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La Tribuna
Columnista

Sobre la realidad actual de Los Ángeles

Leslia Jorquera

Osvaldo Cáceres González

Prof. Dr. Arquitecto Universidad de Chile ICA 914.A.G.

por Leslia Jorquera

Como hemos venido haciendo en estas columnas mostrando los problemas que tiene Los Ángeles, podríamos insistir en ello, pero sería cansador y poco efectivo, prefiero dedicar esta a otros temas, aunque indirectamente tienen que ver con Los Ángeles. Me refiero a los proyectos que hemos venido haciendo estos años desde que nos ganamos dos Fondart en 1998.Lo que por otra parte, causó muchos problemas con otros postulantes, como algunos creen –todavía- que es porque me relaciono con las autoridades. Andan muy perdidos, cuando otros me dicen que soy anarquista, pues casi siempre estoy contra el poder.

El año 1998 nos presentamos con Pedro Aguilera Milla a un Fondart para construir la Casa de la Cultura en Cauñicú, valle del Queuco en el Alto Bío Bío, y con el Instituto O’Higginiano de Los Ángeles para reconstruir la Casa de Bernardo O’Higgins en la Hacienda Las Canteras de la comuna de Quilleco, aquí a poco más de treinta kilómetros de Los Ángeles. Ganamos los dos, el primero se construyó rápidamente con el dinero por el que postulamos. El año 1999 ya estaba construido e inaugurado. Pedro Aguilera Milla que dirigía la Corporación Cultural Centinela era cantautor y vivía en Cauñicú, armó un equipo de trabajadores pehuenches del mismo sector, contratando un jefe de Obras de Santa Bárbara. Consiguió el terreno y el primer día dio una sorpresa, trajo un recorte con una fotografía de un edificio en Temuco para un Instituto Indigenista Mapuche, que quería construir ahí en Cauñicú, en vez del que se había proyectado y con el que se había ganado el Fondart. Pedro le preguntó a los trabajadores para los cuales además iba a ser la obra y estos decidieron que se construyera lo que estaba proyectado y no copiar lo ya realizado en Temuco.

Después de la inauguración, vi la publicación en La Tribuna de la actividad realizada en el Centro Cultural en el exterior de él, formado por un círculo techado todo de madera, igual al resto de la construcción como se había proyectado, para una actividad demostrativa de la cultura pehuenche y orientado de acuerdo a sus tradiciones hacia el este, donde sale el sol.

La construcción comprende tres cuerpos unidos por el círculo techado. Uno de acceso para la Administración e Informaciones, otro el más importante un Salón de Actos, donde se realizó la inauguración y finalmente un cuerpo de Venta de Artesanías. Tiempo después me encontré con Pedro Aguilera y le pregunté por la  Casa de la Cultura, me respondió que estaba bien. No he sabido nada más, después.

El otro Fondart, el de la casa de O’Higgins, lo hicimos postulando con el Instituto O’Higginiano de Los Ángeles, como ya dijimos que había gestionado el terreno desde su primer presidente el abogado y Conservador de Bienes Raíces de Los Ángeles, señor Garretón y su secretario el profesor Pedro Sánchez, pero ahora presidido por el profesor Alejandro Mege y su secretario Max Medina. 

Con los fondos que nos dieron y ayudados por la sede de la Universidad de Concepción constituimos un equipo de trabajo formado por un historiador, un arqueólogo y un arquitecto y realizamos, basado en estudios del arquitecto y profesor Roberto Dávila Carson y en la tipología conocida local, un anteproyecto del edificio y hasta ahí llegamos, pues tuvimos que esperar hasta el año 2013 que por gestiones de varios miembros de nuestra Corporación del Patrimonio de Los Ángeles y algún concejal consiguieron que el alcalde de Los Ángeles de esa época diera fondos para desarrollar el proyecto, el cual lo realizamos y  presento a la Municipalidad  después de salvar un escollo burocrático, quedó listo para construirlo.

Pero sucedió que hubo que recurrir al Instituto

O’Higginiano de Santiago que por tener personalidad jurídica es el depositario del terreno, el cual dentro de la idea de que como la Armada ayudó a reconstruir la Casa de Prat en Ninhue, podía ayudarnos en la casa de O’Higgins dado su experiencia en la Ley Valdés. Pero, se ha alargado mucho su gestión y además el encargado del proyecto el General (r) Waldo Zauriz falleció de repente y el nuevo encargado que vive en Collipulli se le ve poco por Los Ángeles. Crearon una Fundación con ese objetivo pero nos dejaron afuera, siendo nosotros como Corporación que llevamos 20 años trabajando en el tema.

Esta fundación presentó el proyecto al CORE de Concepción para gestionar la ayuda de la Ley Valdés y lo rechazaron, pues destacaron únicamente el papel de O’Higgins como militar cuando debían haberlo hecho como agricultor y persona interesada en el desarrollo de la zona como también fue su padre.

Los otros proyectos son el Centro Cultural e Histórico de Santa Bárbara, el cual lo dirige la Municipalidad respectiva y financia Colbún para compensar por los desmanes generados con su acción con las represas del Alto Biobío. Está aprobado el proyecto realizado por el mismo equipo de la Casa de O’Higgins en Las Canteras desde comienzos de año, pero los estamos encontrando demasiado lento en su gestión de licitación de las obras.

Sobre todo que nos presentamos a través de Chile -Compra para reciclar una antigua Bodega en Santa Bárbara para transformarla en un Mercado, que no tienen actualmente, obteniendo el proyecto.

Lo que esperamos complete el círculo de trabajo que corresponde al antiguo camino entre Las Canteras de Quilleco y el Alto Biobío, camino que por estudio de Margarita Contreras y Jaime Sanhueza del Museo Rural de Villucura, usaba O’Higgins para ir hasta Huequecura y seguramente más allá, atravesando el Bío Bío por ese paso, el más angosto sobre él.

Esta inmovilidad que muchos consideran característica de Los Ángeles consideramos se la debe quebrar, como lo están haciendo antiguos pobladores de la ciudad de Detroit en Estados Unidos que están tratando de recuperar su ciudad después de la debacle que se conoció de ella, que de gran sede de las más grandes empresas automovilísticas, quedó en cesación de pagos y se cerraron las fábricas y la gente empezó a emigrar.

Aquí no es lo mismo, pues nunca hubo grandes empresas, pero la situación de ingobernabilidad de sus autoridades nos hace pensar en un futuro desastre, si la comunidad no lo afronta resueltamente.

Osvaldo Cáceres González

Prof. Dr. Arquitecto Universidad de Chile ICA 914.A.G.

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