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Columnista

Arista económica del tráfico de influencias

Cristian Delgadillo Rosales

La realidad muestra que la sociedad chilena está capturada por grupos de poder que se han apropiado del sistema financiero, de la producción de commodities y de la regulación económica. Bajo este esquema, la concentración en la generación de riqueza es de una magnitud tal que los grupos de poder han permeado la estructura de la sociedad organizada.

por Cristian Delgadillo Rosales

La sospecha de una relación incestuosa entre la política y el dinero ha sido un tema de conversación recurrente. Lo mismo ha ocurrido con el supuesto tráfico de influencias, entre grupos de poder, para sesgar las decisiones de agentes políticos y económicos relevantes. Sin embargo, los últimos acontecimientos conocidos por la opinión pública nacional han superado con creces las peores sospechas. Los casos Penta y Dávalos han dejado al descubierto el uso de poderosas redes de tráfico de influencias que gobiernan la relación entre la política y la economía.

La realidad muestra que la sociedad chilena está capturada por grupos de poder que se han apropiado del sistema financiero, de la producción de commodities y de la regulación económica. Bajo este esquema, la concentración en la generación de riqueza es de una magnitud tal que los grupos de poder han permeado la estructura de la sociedad organizada.

La facilidad con la cual el Banco de Chile otorga un préstamo por $6.500 millones a la empresa Caval, sin el patrimonio suficiente para garantizar dicha operación -salvo la relación de los propietarios de la empresa con la Presidenta de la República- permite constatar que los dueños de los bancos prestan a quienes ellos quieren. Esta discrecionalidad privada es el germen del tráfico de influencias en el ámbito público, que permite que se consolide la posición monopólica de los grupos de poder económicos.

El poder que ejerce la economía financiera es insostenible sin un generoso aporte de la economía real (renta monopólica que genera la producción de bienes y servicios). En una economía global, la competitividad empresarial, base para la generación de riqueza, se alcanza en forma efectiva mediante la producción a gran escala de commodities. En Chile, dicha actividad económica está en pocas manos, algunas de las cuales son las mismas que tienen el control del sistema financiero.

La regulación económica, por su parte, presenta dos caras. Una que busca atenuar las fallas e imperfecciones en el sistema de mercado. Mientras que la otra contribuye a profundizar los enclaves monopólicos bajo la presión de los grupos de poder, quienes buscan fortalecer las barreras que les permiten mantener su posición de privilegio.

Lo que hemos conocido da cuenta de la forma cómo funcionan las tres dimensiones anteriormente descritas. Esto permite perpetuar la capacidad de generación de riqueza en unos pocos, forjando las redes de influencia para sostener en el tiempo dicha capacidad. Mientras ello ocurre, la sociedad realiza un esfuerzo colectivo para que el goce de los frutos sea apropiado por un grupo selectivo.

En la medida que la humanidad avance en un mayor y mejor acceso a la información, será cada vez más difícil que los enclaves de poder mantengan el lugar de privilegio que hoy ocupan. Mientras tanto, la sociedad democrática organizada debe generar las capacidades necesarias para derribar las barreras de acceso a la generación de riqueza, utilizando los instrumentos que la ley pone a disposición para que la sociedad busque el desarrollo de todos y cada uno de sus integrantes, a través del libre acceso a las oportunidades.

Renato A. Segura Domínguez

Director de Ingeniería Civil Industrial

Universidad San Sebastián

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