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¿Por qué la Plaza Pinto tiene ese nombre?

Este paseo es parte consustancial de la identidad angelina cuyo origen fue una verdadera desgracia natural ocurrida hace poco más de 180 años.

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Plaza Pinto-4 / FUENTE:

Pocos lo ponen en duda. La Plaza Pinto es uno de los lugares más lindos y representativos de Los Ángeles. Tiene ese aire que rememora a los pueblos de antaño, pese a que nuestra capital provincial ya supere con largueza los 200 mil habitantes.

Incluso, hay quienes han quedado tan extasiados con ese lugar y su entorno que aseguran que debe ser de las plazas más lindas de Chile. Excesivo o no el comentario, lo cierto es que debieran existir en la ciudad más lugares con esas mismas características.

Eso sí, hace un siglo no era como ahora la conocemos. Su fisonomía era muy distinta. Tal cual como lo rememora Raúl Garretón en su libro Recuerdos de la primera mitad del siglo XX, la antigua Plaza Pinto era una cancha de fútbol, ni más ni menos, situación que recién comenzó a cambiar en la década del 30 cuando comenzó a delinearse tal como la conocemos en la actualidad.

Los atractivos que ofrecía la plaza entonces estaban en el orden de las pichangas juveniles, de ramadas, de circos, de desfiles. Una especie de club social al aire libre, añade Garretón.

La plaza Pinto estaba rodeada por dos hileras paralelas de añosos encinos. Bajo la sombra de ellos se cobijaban quienes no participaban de los otros ajetreos. Todas las calles que la rodeaban eran de tierra y barro según la estación, excepto la calle O'Higgins que, entonces, estuvo empedrada. Ese barrio era como una ciudad aparte.

El odeón característico, situado por calle OHiggins, data aproximadamente de la década del 40. Más o menos en la misma época (1938) ya estaba funcionando el Liceo Alemán del Verbo Divino, que ocupó toda la manzana por el costado sur.

El origen de la Plaza Pinto estuvo marcado por un hecho trágico: el megasismo de 1835, más conocido como el Terremoto de la Ruina que dejó a Concepción, Chillán y Los Angeles en el suelo.

Para nuestra capital provincial, las autoridades de ese tiempo evaluaron seriamente reconstruir nuestra capital provincial en otro lugar. Las opciones evaluadas fueron dos: o en Diuto o en Duqueco. Al final, se descartó por razones estratégico-militares. ¿Se imagina que la villa ahora estuviese en otro lado?

Como sea, aunque no se tomó ese camino, en esos años (mediados del siglo XIX) sí se decidió que Los Angeles se ampliara hacia el sur. Es que hasta este entonces, el límite era la avenida Ricardo Vicuña (que en ese tiempo no se llamaba así). Más hacia el sur, extensos bosques y potreros.

De ahí que se definió una sección de terreno desde la avenida Ricardo Vicuña hacia el sur que era propiedad de don Juan Nepomuceno Santander, para comenzar a delinear sus calles y manzanas.

A esa sección se le llamó Pueblo Nuevo y se usó para distinguirla del poblamiento original desde Ricardo Vicuña hacia el norte.

Dentro de todo, se definió una sección para plaza que, en sus orígenes, se le conoció como plaza de Pueblo Nuevo.

Sin embargo, hacia 1884, con la prematura muerte del ex Presidente Aníbal Pinto Garmendia, se le concedió el reconocimiento de denominar a esa plaza con su nombre.

Es que Pinto no solo fue el Jefe de Estado que debió dirigir al país para la Guerra del Pacífico, sino que también tuvo un nexo permanente con la ciudad. En los registros de la Junta de Beneficencia del hospital (el ente encargado de su administración) se consignaba que el mandatario aportaba el 25% de sus ingresos a financiar al recinto de salud. Su ayuda fue fundamental para los primeros años del establecimiento sanitario que estuvo caracterizado por su precariedad debido a la falta de recursos.

Esos fueron los motivos que llevaron a que las autoridades de su tiempo homenajearan al fallecido Presidente, quien pereció a los 59 años, tres años después de dejar el mando de la nación.

Lo que sucedió con el tiempo es que esa plaza de hizo conocida con esa denominación. Incluso, algunos la denominan simplemente como la Pinto. Aunque ese vecindario fue definido originalmente para uso residencial, con el tiempo ha cedido espacio a la aparición de recintos de otro tipo, como el policlínico de la Cruz Roja y la Iglesia Metodista. También han surgido comerciales, como restaurantes, cafeterías, boutique y hasta un hotel, todos los cuales giran en torno al atractivo de los árboles y la placidez de uno de los lugares más lindos de la ciudad de Los Angeles.

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