Resumen noticioso

Vicente Correa: La lucha de un joven para llegar a ser seleccionado nacional

El ahora seleccionado, podría disputar incluso los mundiales junior y juvenil que se aproximan en los próximos meses.

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19-05-2017_20-27-4715.1 / FUENTE:

Vicente Ignacio Correa Juliet tiene 19 años y es seleccionado nacional juvenil de balonmano.

Nació en Magallanes, en Punta Arenas, cuenta que “me crié los primeros 8 años de mi vida en Puerto Natales, un pueblito que está al ladito, después me tuve que trasladar a Santiago 2 años, por trabajo de mi papá, después retorné a Magallanes otro año y medio y llegué el 2008 aquí a Los Ángeles, ya llevo casi 9 años viviendo aquí, formándome en lo que es el balonmano”.

En cuanto a lo que más destaca de su niñez es que en Magallanes es la familia, que vivían todos juntos, en el momento que se separaron, se distanció toda la familia y se perdió mucho el contacto. 

“Con la familia especialmente de mi papá. Después el transcurso de los años, se fueron moviendo ellos mismos y llegaron a Santiago. Allá estudié en el Colegio Puerto Natales”.

En el ámbito académico, recuerda que no fue destacado, pero nunca tuve bajo en promedio.

“Yo siempre fui el caótico, el que hacía rabiar a los profes, el que no se quedaba quieto en la silla, no el “piolita”.  Siempre fui el cabro ahí”, recuerda. 

En Los Ángeles estudió en el Liceo Alemán del Verbo Divino y recuerda siempre su época como escolar.

Explicó que “eso que me crió como persona, yo acá enfrenté muchas situaciones con respecto a mis compañeros, desde pasar no sé, a ser uno de los inteligentes “piolitas” a pasar 2 ó 3 años incondicional en el colegio, y me formó como persona porque también sufrí un par de años bullying con respecto a otros amigos, porque siempre a mí me criaron siendo una persona no agresiva, como yo tengo mucho porte con respecto a mis compañeros, el ‘palmazo’ por ejemplo en la espalda mío era 5 veces el palmazo con respecto a mis compañeros”.  Por lo mismo, manifestó que siempre lo criaron con bajo perfil y no usando la fuerza bruta. 

A ello, agregó que “cuando llegué a Los Ángeles era otra cosa, allá en Magallanes es totalmente distinto. La gente en general es distinta, totalmente.  Allá la gente del extremo sur es mucho más acogedora, no le importa cómo seas o de dónde seas, etcétera. ellos siempre como que se siente el apoyo entre toda la gente de todo el pueblo, pero era así.  En cambio acá llegar a Los Ángeles es literalmente otra cosa”.

Una de las personas que destacó fue a su profesor Raúl Neira, quien trabajaba en el Liceo Alemán, como profesor de balonmano. “Yo llegué en 4º, en 5º básico empecé a trabajar con él hasta 7º, que él se salió del colegio por un tema de lucas que le ofrecieron en otro colegio y decidió cambiarse”.

Cuando Vicente cursaba segundo medio, volvió a retomar el balonmano porque su profesor volvió a trabajar en el Liceo Alemán y cuenta que “desde ahí empecé a esforzarme para llegar los más lejos posible, yo creo que eso se lo tengo que agradecer porque a mí como me lo ha dicho muchas veces, yo creo uno de los más jugadores que le ha tocado más difícil, porque lo que el resto de mis compañeros aprendieron en 5 años yo lo tuve que aprender en uno o dos”.

Con el correr del tiempo ya le fue tomando el gusto al deporte y después ya claramente motivado al 100%. “Yo perderme un entrenamiento era nefasto. Yo no me perdía ningún entrenamiento posible y eso era lo que siempre me destacaron en el club que yo siempre asistía y que motivaba a mis compañeros a no faltar”.

VIDA EN SOLITARIO Y FAMILIA

Actualmente Correa vive en Santiago junto a Julio Baumann y Vicente González, otros seleccionados de balonmano (Julio es angelino), aunque viaja cada cierto tiempo a ver a su familia en Los Ángeles.

Ahí lo espera su hermana Daniela, de 15 años y sus padres Ángel Correa y Michel Juliet.

Cuenta que sus padres lo apoyan al 100% en lo que le gusta, aunque “al principio les costó un poco ‘apañarme’ en esta decisión, yo creo que para cualquier papá al que su hijo quiera dedicarse al deporte, igual es complicado, porque lamentablemente acá en Chile, no es rentable, entre comillas, para vivir a menos que sea el fútbol. Y esto de que su hijo cambie de parecer, salga del colegio antes, no entre a la universidad a tiempo por querer dedicarse a un deporte igual es difícil, pero aun así mis viejos me apoyan en todas, lo que es viajes los materiales de instrumentación”.

Asimismo, cuenta que su hermana también entrena, aunque lamentablemente el año pasado sufrió una lesión en la espalda y estuvo parada un año, 1 año dos meses, por lo que ahora lo está retomando de nuevo y con la esperanza de que la “chicoca” -como dice Vicente-, salga a flote y llegue acá a la selección también. 

En cuanto a no vivir con sus padres, comentó que es “duro. Claro, de repente como ahora me pasó esta semana estuve bastante enfermo y no estar con nadie que te cuide, te dé los remedios y tener que salir a comprarte las cosas, pasar solo en cama, es distinto, si uno está acostumbrado llegaba a la casa, tenía la sopita calentita, la cama calentita, estaba todo ahí a mano y esto de estar lejos de tu familia a 600 kilómetros afecta bastante y especialmente a mi mamá que es la que era más apegada a mí”.

Pese a ello, recalcó que “generalmente yo viajo a Los Ángeles pero no todos los fines de semana, viajo fin de semana por medio, o cada 2 semanas, porque igual el gasto monetario no es menor, son como 22 mil pesos más o menos ida y vuelta, entonces si viajara todos los fines de semana serían como 100 mil pesos al mes o más, entonces ahí nos ponemos de acuerdo con mis papás, y como mi papá es médico él tiene turnos y cuando los fines de semana los tiene libres, me dedico y voy para Los Ángeles”.

En cuanto a la posibilidad de estudiar, afirma que todo se ha dado muy rápido en su vida, la opción de dos mundiales, haber ido a jugar dos panamericanos, aunque aseguró que “siempre he tenido en la mente estudiar algo... una carrera universitaria, pero como van cambiando las cosas de repente uno nunca sabe.  En este momento yo quiero seguir mi plan básico que es estudiar acá en Santiago Ingeniería Comercial y seguir con el deporte, seguir entrenando acá y si se me llega a dar la ocasión de salir del país a entrenar u obtener una beca para estudiar afuera sería fenomenal, pero uno nunca sabe las vueltas de la vida”.

Por último, Correa aún siente el no haber podido representar a la región en los Juegos Deportivos Nacionales.