Ubicada en la comuna de Nacimiento, la localidad de Millapoa es un atractivo imperdible que no puede dejar de conocer.
Emplazada a 20 kilómetros al norte de la ciudad, frente a la desembocadura del río Huaqui, el lugar ofrece no sólo la posibilidad de impregnarse de historia sino que también de probar vinos 100% locales.
Millapoa tiene su origen unos 15 años antes que la misma cuidad de Nacimiento, cuando los españoles llegaron a la zona con la intención de buscar un lugar estratégico para continuar la batalla con el pueblo mapuche.
El encargado de la oficina municipal de Turismo de Nacimiento, Álvaro Orellana, relató que –al llegar- se encontraron con una zona marcada por la abundancia de agua, vegetación y oro, convirtiéndola en un lugar sumamente atractivo para fortalecer lo que era el ataque español.
El sector cuenta con una belleza natural marcada por la gran abundancia de viñas patrimoniales, transformándose en el principal atractivo de la localidad.
Millapoa es un lugar ubicado muy cerca de la desembocadura del río Huaqui, que pertenece a la ciudad de Los Ángeles.
Orellana contó a FinDe de La Tribuna que durante la época de la Colonia y la Conquista, este río tuvo mucha importancia.
Este río transformó a la zona en el punto de partida de las exportaciones de materias primas que se fabricaban en la comuna de Nacimiento hacia otras ciudades del país.
Millapoa cuenta con un balneario, el cual no está tan apto para el baño. Sin embargo, la belleza paisajística que tiene el río es realmente atrayente; además, el lugar ofrece la posibilidad de apreciar una población aproximada de 60 cisnes.
Las condiciones climáticas y la tierra, mayormente gredosa, son idóneas para la producción de vinos. Se estima que el 98% de la cepa es cepa país, logrando obtener vino 100% local. El otro 2% corresponderían a otras variedades de cepas como Malbec y Carmenere.
Quienes visiten la zona podrán apreciar viñas de más de 100 años. Incluso, es factible apreciar algunas que tienen más de 200 e incluso más.
DÍA DEL PATRIMONIO CULTURAL
El próximo 28 de mayo, Nacimiento celebrará el Día del Patrimonio Cultural y una de las rutas que contempla la jornada es, justamente, Millapoa.
Durante ese día, los visitantes podrán conocer todos estos atributos, pudiendo conocer aún más en torno a la historia de la localidad.
Existe una zona de Millapoa que reúne tres hitos que las personas no deben dejar de visitar, separadas por un tramo no mayor a 50 metros el uno del otro.
Agua Santa es uno de estos lugares. Cuenta la historia que, mientras arreaba las ovejas, un pastorcito se perdió en esa zona.
Cuando su mamá fue a buscarlo, no lo encontró. El llanto desconsolado de la madre generó una especie de pozo entre un roquerío donde no debería haber agua.
Lo increíble del lugar es que los visitantes podrán encontrar agua durante las épocas de verano e invierno. Es más, en periodo estival, se encuentra todo seco menos ese lugar.
Los habitantes de Millapoa hacen procesiones, dejan cruces y mandas.
Piedra Voladora es un cuerpo rocoso que pareciera que está levitando. En la zona montañosa de Millapoa es posible apreciar riscos; es un morro bastante pronunciado que tiene más de 70 metros de altura que colinda con el rio Biobío. Si una persona se ubica arriba, pareciera que hay un vacío. Entremedio de ese vacío, es posible apreciar una piedra que pareciera que flotara pero en realidad está sujeta unos 20 metros más abajo, unida a esta estructura rocosa.
A unos 20 metros de dicho lugar, en una pared de piedra, hay un agujero de unos 8 o 10 metros de profundidad que pareciera ser un cañón.
La zona la llaman el Cañón de Piedra y existen varias teorías respecto a su origen. La primera, y la que menos convence, es que fue los españoles la utilizaron de cañón.
La segunda, en tanto, dice relación a que cuando los españoles llegaron a Millapoa, empezaron a buscar oro. Se presume que buscaron más y para ello realizaron algunas excavaciones con explosivos.
MÁS COSTUMBRES
Una de las costumbres que existen en Millapoa y que no dejan de llamar la atención es posible encontrarla en la ruta que está entre Millapoa y el cementerio.
Unos dos kilómetros separan un lugar del otro, zona conocida como la Parada de Cruces.
Cuando muere un familiar, la gente de Millapoa acostumbra a dejar una cruz en el hogar de la familia y en el cementerio donde descansa el cuerpo.
Sin embargo, se deja otra cruz a medio camino ya que el ataúd con el difunto es trasladado a pulso. Por lo mismo, entre la casa y el cementerio había que parar en algún lado para descansar.
A mitad de camino, es posible encontrar cerca de 60 cruces. Uno bien podría pensar que un accidente cobró la vida de muchas personas pero no. Esas cruces son parte de la historia y las tradiciones de Millapoa.
En el lugar, familiares y cercanos descansan para tomar un poco de aire, recuperar las fuerzas y continuar con el trayecto hasta llegar al cementerio.