Resumen noticioso

%26quot;Pido perdón por no haber tenido las herramientas para cambiar las cosas%26quot;

El único miembro del Ejército que cumplió pena de cárcel, hoy se encuentra con libertad condicional.

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10.4-cereceda / FUENTE:

Es sindicado como el principal responsable de las muertes ocurridas hace exactamente 10 años. El mayor (r) Patricio Cereceda ha dado escasas entrevistas, todas ellas a medios nacionales. El 2006, visiblemente más delgado y hablando quedamente, Cereceda ha afrontó las críticas y acusaciones que pesan sobre él. Jefe del batallón militar que se encontraba en el refugio de Los Barros, el mayor (r) impartió la orden de marchar hasta La Cortina, lugar en que los soldados serían trasladados hasta regresar al regimiento en Los Ángeles.

Pero las cosas salieron mal, y Cereceda terminó condenado a pena de presidio por cinco años y un día, tras ser procesado por cuasi delito de homicidio e incumplimiento de deberes militares. En la fecha, es decir, en mayo del 2006, Cereceda se encontraba en su fase de apelación, viviendo en su domicilio en la comuna de Providencia, Santiago.

Contactado por La Tribuna, Cereceda respondió las preguntas realizadas, en las que expresamente pide perdón a las familias, entregando un mensaje directo a ellas. Se trata del segundo contacto que realiza el militar (r) con las familias, siempre a través de nuestras páginas.

¿Qué lecciones le dejó a usted esta tragedia y qué lecciones debiera asumir el Ejército ante lo sucedido?

“En primer término, debo decirles que he tenido, tengo y tendré presente siempre el terrible sentimiento que embarga a cada una de las madres, padres, hermanos, hermanas y pololas de mis soldados. Por otra parte, en cuanto a mi situación particular, debo asumir la propia responsabilidad por el hecho de estar en ese puesto y en ese lugar sin contar con los medios y la información adecuada, tanto antes como en el trayecto y ejecución de una actividad que nunca debiera haber terminado como terminó.

Yo debo y asumiré mi responsabilidad de mando, pero creo que es preciso indicar, y por otra parte la justicia lo debería determinar así, que no puedo asumir la falencia y los errores de un sistema de información y mucho menos la falta de información de situaciones vividas durante su ejecución, porque, por supuesto que si yo hubiese tenido conocimiento que los soldados vivían una situación extrema, eso habría permitido que yo pudiera haber resuelto en forma distinta. Desafortunadamente, eso nunca sucedió y es algo que me reprocho día a día: no haber contado con los medios y la información oportuna para poder haber evitado este desastre”.

¿Qué espera usted que acontezca más adelante con toda esta situación?

“Primero que todo, que se logre la tranquilidad y conformidad de esas madres, padres y hermanos, los cuales han sufrido demasiado y han tenido una pérdida irreparable, que lamentablemente nada podrá hacerlas volver a ser como eran antes. Luego, que la justicia actúe como tal, que se asuma la responsabilidad de los hechos, por todos aquellos que hayan tenido injerencia en el desarrollo de los ellos. Finalmente, que algún día podamos conmemorar juntos esta terrible tragedia, la cual he sentido mucho, he sentido en lo más profundo de mi corazón el dolor que de alguna manera les he hecho sentir y que algún día pueda sentir el perdón de esas madres, padres y hermanos”.

¿Qué le diría a las familias de las víctimas? Le recuerdo que la vez anterior, algunas rechazaron su carta enviadas a ellas a través de nuestro diario.

“La carta que les envié para Navidad fue mía y no quise nunca herir más aún el corazón de esas familias. Hoy les pido perdón, perdón por no haber tenido las herramientas para haber cambiado las cosas. Lamento en lo más profundo de mi ser no haber podido vivir esos momentos de dolor junto a ustedes, porque fui apartado de mi puesto y privado de todo contacto con el regimiento, fui sacado en forma rápida e inesperada de Los Ángeles. Hasta el día de hoy no he podido concretar una despedida como hubiese querido, no me pude ni siquiera despedir de mi personal y de los soldados, de haber hablado con cada uno de ellos sobre lo vivido.

Día a día mantengo mis oraciones por los cuarenta y cinco caídos y por cada una de sus familias, para que Dios nos acompañe”.

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