El inicio de la celebración de los 150 años de la provincia de Biobío, a través de una simbólica ceremonia realizada ayer en el frontis de los Edificios Públicos de Los Ángeles, representa una invitación a mirar el pasado con orgullo, pero sobre todo a proyectar un futuro compartido.
Desde que un 13 de octubre de 1875 el Congreso Nacional despachó a ley el decreto que creó oficialmente la provincia, hemos sido protagonistas de una historia marcada por el trabajo, educación, agricultura, industria y cooperación. Hoy, cuando celebramos su sesquicentenario, la pregunta ya no es solo qué hemos sido, sino qué queremos llegar a ser en los próximos 50 años.
El izamiento del pabellón provincial, junto al nacional, representa un signo relevante del compromiso compartido entre las 14 comunas.
Cada elemento del escudo provincial nos recuerda un mandato de futuro. El águila de alas extendidas simboliza la visión y grandeza que exige el tiempo actual; el toro rojo evoca la fuerza del campo y la labor de su gente; la faja ondulada representa al río Biobío, columna vertebral que une a nuestra tierra, y las 14 estrellas rojas encarnan la diversidad y el llamado al desarrollo sustentable y crecimiento de cada comuna.
La celebración también deja en claro que el desarrollo provincial solo puede construirse desde la colaboración entre el sector público, privado y academia. Muchas de las instituciones que hoy fortalecen la identidad del Biobío nacieron precisamente de la unión entre lo público y lo privado, impulsadas por el propósito común de abrir oportunidades y evitar la migración de su gente. Desde este medio seguiremos impulsando con fuerza ese espíritu colaborativo y mirada de largo plazo que —en la experiencia nacional e internacional— representa una clave central del progreso.
Ayer, en un profundo gesto de unidad, los alcaldes y representantes comunales recibieron de manos del delegado presidencial la bandera provincial, símbolo de un compromiso compartido que reunió además a representantes del Gobierno Regional, seremis, consejeros regionales, fuerzas de orden, universidades, empresas privadas e instituciones que colaboran en el desarrollo provincial.
El de ayer fue un acto que es ejemplo de que la unidad de propósito es posible y que a 150 años de su creación, la provincia reconoce su historia, pero también su capacidad de imaginar un porvenir compartido.
Con las banderas izadas y el compromiso sellado, el desafío está trazado: construir juntos una provincia orgullosa de su identidad, desarrollo y crecimiento.