Avances en la paz y entendimiento

Cuando el Presidente de la República, Gabriel Boric, anunció la creación de la Comisión para la Paz y el Entendimiento, en junio de 2023, apeló a una tarea tan difícil como trascendental: construir una nueva relación entre el Estado y las comunidades mapuches.

La iniciativa fue respaldada por todos los partidos políticos con representación parlamentaria y destacó por su diversa composición, que enfrentó las visiones de representantes del mundo político, social, gremial e indígena, con trayectorias tan disímiles como necesarias para un diálogo amplio y honesto.

Esa amplitud, lejos de ser una simple concesión, constituyó una estrategia deliberada: solo en la medida en que las visiones contrapuestas se escucharan y negociaran, la Comisión podría arribar a una propuesta con viabilidad política y legitimidad pública.

El resultado fue un informe con 22 propuestas que abordan algunas de las dimensiones más sensibles del conflicto: restitución de tierras, reparación a las víctimas de la violencia, desarrollo territorial e institucionalidad. Y aunque no se logró la unanimidad que los propios comisionados se habían autoimpuesto como ideal, sí se alcanzó un consenso entre siete de sus ocho integrantes, quienes representaban a distintas sensibilidades.

La historia reciente es clara. Iniciativas como la Comisión Asesora Presidencial de La Araucanía (2016) o el Plan Impulso Araucanía 2018-2026 fracasaron, en parte, por la falta de voluntad política sostenida, por el centralismo en su diseño y por propuestas que no contaron con consenso suficiente como para traducirse en medidas concretas y aplicables. La Comisión para la Paz y el Entendimiento buscó aprender de esos errores, para plantear un informe no vinculante, pero con una base posible para avanzar hacia un pacto real y duradero.

Si bien el resultado de este trabajo no es perfecto, ni representa una "solución mágica" a un conflicto con profundas raíces históricas, puede ser visto al menos como una buena oportunidad de seguir trabajando en una hoja de ruta que pueda permitirnos como país avanzar en una de las materias más relevantes para la zona sur del país: conseguir la anhelada paz social en un territorio golpeado por el terrorismo, la violencia y la inseguridad.

Cuatro regiones, de Biobío a Los Lagos, esperan que sus representantes avancen en lo prometido por la Comisión: entendimiento basado en la buena voluntad y foco en el bien común de todos quienes tienen algo que aportar para construir un futuro común más próspero para todos los habitantes de la zona sur del país.