Este domingo nuestro país vivirá, nuevamente, un proceso de plebiscito donde la ciudadanía votará a favor o en contra de la propuesta de texto constitucional para Chile.
Un momento de decisión que viene poner término a un largo periodo de incertidumbre, y por cierto, bochornosos episodios que han marcado el proceso de elaboración inicial de la Carta Magna, que tuvo una primera propuesta rechazada por la ciudadanía, y que hoy se somete a votación tras un nuevo proceso de redacción, con otros actores y además, otras miradas.
Es en este punto, y más allá de las posturas de unos y de otros, es importante recordar lo que advertía el filósofo noruego, erudito en teoría social, Jon Elster; a fines del siglo pasado, donde señalaba textual que "la convocatoria para discutir una nueva Constitución generalmente surge en circunstancias turbulentas, que tienden a fomentar la pasión en lugar de la razón".
No obstante, a la hora de decidir, esto debe ser a la inversa. A mi juicio debe primar la razón, antes que la pasión, porque es precisamente, la racionalidad y el voto informado lo que permitirá en definitiva tomar la mejor decisión colectiva, para un país que hoy tiene muchos desafíos económicos y por sobre todo, sociales y en materia de seguridad.
Es imprescindible que el proceso se dé de manera ordenada, sin inconvenientes, con alta participación, y por cierto, que el resultado sea validado y respetado por todos los chilenos y chilenas.
Que este domingo sea un verdadero ejemplo cívico no sólo por y para nosotros, sino un ejemplo para el mundo.