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Avisos de emergencia

por La Tribuna

Inundaciones, Duqueco / Fredy Muñoz / La Tribuna

En los incendios forestales del verano pasado, el Sistema de Alerta de Emergencia (SAE) comenzó a operar. A través de este instrumento, las personas que estaban en las zonas más afectadas por las llamas que avanzaban sin control alguno, recibían la advertencia de la cercanía del riesgo y la petición de evacuar el lugar lo antes posibles.

El SAE - que está bajo la responsabilidad del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) - envía el mensaje a los teléfonos celulares no solo para incendios forestales con amenaza de viviendas, sino que también frente a riesgos como los tsunamis, sismos de mayor intensidad, erupciones volcánicas, entre otros.

Se trata de una alerta masiva que se despacha automáticamente vía texto a una zona georreferenciada, no es afectada por la congestión de las redes celulares, dado que utiliza otros canales de frecuencia para llegar a los teléfonos de forma segura.

El sistema se activó en varias ocasiones durante las emergencias del verano último, siendo una herramienta eficaz para permitir que las personas pudieran ponerse a salvo frente a situaciones de riesgo inminente. También para enfocarse en los sectores que estaban más expuestos a la emergencia.

Sin embargo, en las inundaciones registradas en la provincia de Biobío, no hubo alerta alguna a través del sistema de mensajería SAE que advirtiera sobre el crecimiento desmedido de los caudales de ríos y esteros, lo cual ponía en riesgo a los habitantes de las zonas aledañas a los cursos de agua.

El tema fue expuesto por los afectados de ríos como el Laja, Duqueco, Biobío y Huequecura (todos de la provincia de Biobío), quienes reclamaron que la falta de aviso oportuno impidió una evacuación desde los sectores donde hubo desbordes de cursos de agua. Los daños en viviendas y en infraestructura productiva (agricultura y turismo) fueron enormes y, afortunadamente, no hubo víctimas fatales en la zona aunque en otros puntos del país sí hubo fallecidos debido a esa causa.

Un detalle importante es que los ríos tienen estaciones de medición en línea a lo largo de su cauce, lo que permite monitorear de manera permanente el comportamiento de los cursos de agua, especialmente en los periodos en que se prevén crecimientos desmesurados de caudal.

A lo anterior se suman sistemas de predicción meteorológica que cada vez son más precisos y exactos respecto de la oportunidad y la cantidad de precipitaciones en el valle y la montaña.

Más allá de las explicaciones de las autoridades sobre por qué el sistema no funcionó en esta ocasión - que debe obligar a buscar las responsabilidades que correspondan-, ciertamente que el instrumento de las alertas debe perfeccionarse de tal manera que sí sea oportuno y eficaz para poner a salvo a la población.

Los ajustes y coordinaciones entre los servicios públicos y empresas privadas que monitorean los sistemas frontales y la evolución de los cursos de agua, se debe ajustar al punto que ahora sí se avise con tiempo, y no se repitan las historias de lugareños enterados de la gravedad de la emergencia cuando el agua está irrumpiendo en sus viviendas, poniendo en riesgo sus vidas y sus bienes.

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