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Menores de edad

por La Tribuna

En la madrugada del pasado 30 de abril, delincuentes armados - sin provocación alguna - balearon a dos menores en una discoteque de Los Ángeles. Uno de ellos murió en forma inmediata y el otro quedó gravemente herido. El asesinato conmocionó a la comunidad local por la violencia del ataque contra un grupo de adolescentes que estaba celebrando un cumpleaños y que, según se supo después, se trató de un error al confundirse a quien sería el objetivo de los disparos.

El viernes de la semana pasada, en las afueras de una discoteque en el camino a Nacimiento, dos menores de edad fueron baleados en un incidente cuyas causas aún son desconocidas. Afortunadamente, no hubo víctimas fatales.

Más allá de los episodios de violencia que son tremendamente graves ¿Por qué hay menores de edad en ese tipo de establecimientos cuando la ley de Alcoholes es clara al respecto? El artículo 29 señala, explícitamente, la prohibición del ingreso de menores de 18 años a los cabarés, cantinas, bares y tabernas, lo cual es extensible a menores de 18 años en discotecas cuando ahí se expendan bebidas alcohólicas.

En la opinión de los especialistas, el ingreso de menores en centros nocturnos conlleva varios riesgos significativos para su salud, bienestar y, por supuesto, para su propia seguridad.

En estos recintos, la disponibilidad y el consumo de alcohol y drogas ilícitas son comunes en discotecas y centros nocturnos. Los menores que se encuentran en estos lugares corren un alto riesgo de ser expuestos a estas sustancias y de participar en su consumo, lo que puede tener efectos perjudiciales en su desarrollo físico y mental.

Además, las discotecas y centros nocturnos a menudo están asociados con comportamientos arriesgados, como el consumo excesivo de alcohol, la promiscuidad sexual y la violencia. Los menores que se encuentran en este entorno pueden ser influenciados negativamente y verse tentados a participar en actividades peligrosas o irresponsables para las que no están preparados emocional o físicamente.

Los ambientes nocturnos a menudo presentan contenido adulto o inapropiado, como música con letras explícitas, imágenes sexualmente sugerentes y comportamientos provocativos. Los menores expuestos a este tipo de contenido pueden desarrollar actitudes y percepciones distorsionadas sobre la sexualidad, las relaciones y otros aspectos de la vida adulta.

Además, como suelen estar llenos de multitudes, en ocasiones pueden ocurrir incidentes como peleas, robos o incluso emergencias médicas. Los menores pueden ser particularmente vulnerables a estos riesgos debido a su falta de experiencia y capacidad para manejar situaciones difíciles o peligrosas.

La asistencia a discotecas y centros nocturnos puede interferir con las responsabilidades de los menores, como el rendimiento académico, el cumplimiento de horarios y las responsabilidades familiares.

Al rol fundamental de los padres, tutores y la sociedad en generar un entorno adecuado, brindándoles alternativas de entretenimiento más apropiadas a su edad y fomentando un estilo de vida saludable, se suma la ley que busca evitar que acudan a esos recintos. Y eso se debe cumplir y si hay que sancionar e, incluso, cerrar esos locales, hay que hacerlo.

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