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La Tribuna

No me acuerdo del acuerdo

por La Tribuna

En el 2012 se acuñó una de las frases más celebres del fútbol chileno. Bajo la presidencia de Sergio Jadue se produjo el problema de un exceso de partidos seguidos de la selección chilena y los clubes. Para tratar de tener a los jugadores de Universidad de Chile en La Roja, el presidente ofreció al club azul, que atravesaba un gran momento deportivo, que sus valores se sumaran más tarde a los trabajos del combinado nacional que en ese momento lideraba Claudio Borghi. Más tarde, cuando llegó la hora de hacer valer el acuerdo, el presidente azul, José Yuraszeck, contó que Jadue ignoró lo previamente conversado y le dedicó el ya célebre no me acuerdo del acuerdo.

Borrar con el

codo lo escrito con la mano parece ser una práctica frecuente en los ámbitos

donde la política obliga a tender puentes para poder conseguir resultados. En

el fútbol sucede todo el tiempo, pero en la política es todavía más frecuente.

Hace semanas estamos presenciando una estrategia presidencial por lograr una

serie de acuerdos para poder salir de la crisis que vive el país y poco a poco,

con mucha negociación, se han ido ratificando. El acuerdo por la Constitución,

por ejemplo, se firmó en la madrugada y requirió muchas horas para poder ser

anunciado transversalmente. Lo mismo el acuerdo por las pensiones.

Sin embargo,

ambos acuerdos hoy tambalean por actos de los mismos sectores que los lograron.

En la noche del lunes, por ejemplo, la Cámara de Diputados rechazó el acuerdo

del Senado con el gobierno por las pensiones y lo envió a comisión mixta. Así,

su impulso inicial se frenó y quedó en la nebulosa por el momento. Por su

parte, el acuerdo constitucional tambalea y, aunque se firmó con gran

solemnidad, la calle y el mundo político han mostrados sus reparos.

Así, sucede

que los acuerdos o fueron alcanzados por sectores muy mínimos, con baja

representación, o fueron una política comunicacional tendiente a dar luces más

que certezas. Cualquiera de las dos cosas es peligrosa, porque amenaza con

desestabilizar lo poco que se ha construido en estos momentos. Que nadie se

olvide de los acuerdos.

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