Editorial

Ley Uber y derechos laborales

Tras ser

aprobada por el Senado, comenzó ayer la etapa para realizar indicaciones al

proyecto de ley que regula las aplicaciones tecnológicas de transportes,

también conocida como la Ley Uber. En ese proyecto, entre otras ideas, se

consagra a las aplicaciones como personas jurídicas que prestan servicios de

movilización a través de una plataforma y están consideradas dentro de las

empresas de transporte remunerado de pasajeros. Además, se crea el registro de

conductores y conductoras, quienes deben poseer licencias profesionales de

manejo y pueden utilizar una o más aplicaciones para trabajar, aunque no pueden

prestar el automóvil a otro conductor. Las empresas deben constituirse en

Chile para tributar en el país, iniciar actividades en el SII y tener seguros

de responsabilidad civil y de vida para conductores y pasajeros. Entre los

vehículos, estos no pueden tener un estándar inferior al que les exige a los

taxis básicos y deben portar un distintivo de identificación. Además existirán

una serie de multas por las infracciones que se comentan tanto por parte de las

empresas como de los conductores.

La

empresa con más presencia en el mercado, Uber, contraatacó publicando un

comunicado con los problemas que causaría la ley si es que es promulgada tal

cual salió del Senado. Según sus cálculos, un 80% de los usuarios actuales no

podrán solicitar viajes por los 70 mil conductores que tendrán que abandonar la

aplicación. Calculan que en Santiago el servicio sólo quedará operativo en seis

comunas, en las cuales pedir el servicio demorará tres veces el tiempo actual.

En Los Ángeles se acabará el servicio.

El

proyecto como está tiene varias ventajas y también varios puntos por mejorar.

Lo mejor es que tipifica la labor del conductor y entrega mayor seguridad a los

pasajeros. Además, las empresas comienzan a pagar impuestos en el país. Por

otro lado, conserva el carácter de voluntariedad para iniciar el negocio: no

existe un número limitado, como sucede con los taxis, hecho que se traduce

siempre en peor servicio y malas prácticas.

Por el

frente, darles a los conductores de las aplicaciones características de

taxistas endureciendo tanto las reglas no es apropiado. Lo bueno hubiese sido

el contrario: entregar mejores herramientas tecnológicas a los taxistas para

hacer los viajes normados más seguros y eficaces. La ley prohíbe también el

carpooling, que es una práctica muy realizada en Europa y Estados Unidos,

también en Chile en los viajes regionales, que consiste en dividir el valor de

un viaje a un lugar entre los ocupantes del vehículo, quienes no se conocen

entre sí. Esa práctica, que incluso colabora con la sustentabilidad de una

ciudad, debería alentarse más que prohibirse.

Etiquetas: