Reducción del número de parlamentarios

El anuncio que más

se comentó luego del discurso presidencial del pasado 1 de junio en Valparaíso

fue el proyecto para reducir el número de parlamentarios. En particular, la

iniciativa impulsado por el gobierno de Sebastián Piñera quiere llegar a los

120 diputados y los 40 senadores.

Su sola mención,

como era esperable, generó reacciones de todos los sectores. Los oficialistas

lo ven con buenos ojos, cómo no, si un menos número de parlamentarios podría

ayudar a equiparar las fuerzas en las cámaras y lograr así aprobar proyectos

emblemáticos. Hasta ahora, por ejemplo, al Gobierno le ha costado aprobar sus

proyectos y ha buscado resquicios para sobrepasar la minoría en las cámaras.

Por el frente, es

este mismo argumento el que se usa para criticar la idea. Algunos políticos la

tildaron de populista ahí mismo a la salida del Congreso Nacional en

Valparaíso. La razón es que la ciudadanía cada vez ve más mal el trabajo

parlamentario, tanto en el número y en los sueldos que perciben los honorables.

Reducir el número, aducen, no tiene un efecto práctico real en el ahorro fiscal

y solo ayudaría a reducir la representatividad.

Las preguntas son

varias: ¿Cómo se reformarían los territorios? ¿Qué distritos dejarían de

existir? ¿Cómo se decidirá qué escaños dejarán de tener lugar? En ese sentido,

conviene aclarar de manera expresa cuanto será el ahorro y cuál es el real

beneficio de la medida, porque así planteada, como un anuncio más entre varios,

no queda claro.

Decir que hay un

exceso de parlamentarios al parecer no toma en cuenta que para reducir ese

exceso se dejarán sectores sin representación.