Los incendios forestales en la zona, han consumido miles de hectáreas en lo que va de temporada estival (aunque la temporada de incendios comienza antes).
La situación no ha sido fácil en la zona y uno de los ejemplos más importantes es el del siniestro que se vive en la comuna de Nacimiento, donde se han consumido más de 2.800 hectáreas en esa zona y que ha costado cinco casas, un galpón y una iglesia. Felizmente, ninguna vida.
Pese a ello, las pérdidas han sido considerables y la provincia de Biobío, siendo una zona que busca también un desarrollo al turismo, no puede darse el lujo que se quemen tres mil hectáreas.
Pero no es el único lugar, la región de Aysén, conocida por sus maravillosos parajes también se ha visto afectada por estos hechos.
No es fácil hacer frente a esta situación, pero definitivamente hay que concientizar.
Esa será la única manera de evitar estos desastres y que la labor de Bomberos no sea en vano.
En ese sentido, la labor de estos voluntarios ha sido una vez más destacable. Han dado su vida por apagar las decenas de focos activos que hay en el país.
Más allá del cuidado de la naturaleza que nos rodea –que no deja de ser importante- también hay que pensar en el daño que se le hace a Bomberos, que deben trabajar día y noche para controlar importantes siniestros a lo largo y ancho del país, que deben salir sin saber si volverán con vida a sus casas y todo por gente que no está consciente de lo que provoca.
Más allá de Bomberos, hay quienes también luchan desde los servicios públicos, particularmente Conaf y que no cuentan con la ayuda suficiente.
Es reiterativo, pero hay que darle importancia y cuidar a quienes arriesgan su integridad física por salvar diversas zonas de las garras del fuego, por lo mismo es tan relevante, que como mínimo se les den las condiciones para poder trabajar.
El cuidado de lo nuestro no sólo radica en la naturaleza, sino que también en los voluntarios que trabajan día a día para apagar incendios.