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La Tribuna

La reinvención de Teresa Browne

por Cristian Delgadillo Rosales

El llamado a la gobernadora es a seguir perfeccionando su trabajo y a no decaer. Va por buen camino y sólo con un gobierno políticamente alineado y una oposición constructiva se podrá dar soluciones a un territorio víctima del centralismo. Desde Yumbel a la cordillera, hay que seguir trabajando.

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No fueron fáciles los primeros días de la gobernadora María Teresa Browne. Su llegada no estuvo exenta de polémicas tras el fallido nombramiento de Cristian Fuentes (PRI) en el cargo. Eso, sumado a su bajo perfil, significó una ola de críticas que cuestionaban sus capacidades de liderar políticamente el gobierno en la provincia de Biobío.

Los días fueron pasando y, poco a poco, ha ido tomando las riendas de estas 14 comunas, destacando su intenso trabajo en terreno buscando las necesidades de los habitantes y enfrentando los grandes problemas del territorio.

No es común, por ejemplo, que un intendente regional visite tan reiteradamente la zona para atender las situaciones que requieren de urgencia y esa gestión de Browne por traer a las autoridades regionales a visibilizar los problemas es destacable.

Se le ve más empoderada e informada de los temas, cosa que en los primeros días le costó incluso hasta las críticas de la prensa por el mal manejo comunicacional, que ahora ha mejorado bastante.

En esto se debe incluir que, tal como fue el sello de Barceló, se ha sentado a trabajar en “lo que hay que hacer” con todos los alcaldes de la provincia, donde su gestión e insistencia serán claves para lograr el desarrollo que, generalmente, se queda en Santiago o en Concepción.

Como desafíos, se puede plantear que, a nivel del oficialismo, se necesita proyectar mayor unidad y, si ella mueve bien las piezas, trabajando con todos los parlamentarios, consejeros regionales, concejales y políticos de su sector, también logrará un hito de aquella derecha fracturada hace años en la zona.

La gobernadora de la provincia de Biobío sacó la personalidad que se espera de una autoridad y, si estas líneas editoriales han estado cuando se ha mostrado débil para plantearlo, también es justo indicar que la superación ha sido considerable.

Para el desborde del Estero Quilque, el personal de la gobernación estaba en terreno, para el incendio de la escuela Callaqui, ella misma estuvo liderando el trabajo con el intendente a las pocas horas a fin de dar una rápida respuesta a la comunidad escolar.

Así mismo, a diferencia del año anterior, se ha mostrado colaborativa en actividades como el RallyMobil, donde apoyó al alcalde Esteban Krause en el proceso e –incluso- estuvo presente en la premiación, sin importar la lluvia ni que fuera día domingo.

Hoy, hay que buscar respuestas en conectividad, en empleo, en inversiones importantes para satisfacer la gran demanda de obras que requiere la capital provincial y las comunas que la rodean. Para ello, no se puede pensar solo en beneficios electorales, sino en la misión para la cual se gobierna: aportar al bien común para mejorar la calidad de vida de las personas.

El llamado a la gobernadora es a seguir perfeccionando su trabajo y a no decaer. Va por buen camino y sólo con un gobierno políticamente alineado y una oposición constructiva se podrá dar soluciones a un territorio víctima del centralismo. Desde Yumbel a la cordillera, hay que seguir trabajando.

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