¿Seguiremos sumando femicidios?

Sin duda los femicidios o actos de violencia contra la mujer,  son un grave hecho que entre muchos, marca a una sociedad por tratarse de una condición extrema que atenta contra el llamado “sexo débil”, concepto que por muchos años se ha buscado erradicar de la conciencia colectiva.

Pero qué sucede con aquellos hombres que aún consideran que este concepto sí existe y que por tratarse de “sus mujeres” pueden realizar actos violentos con ellas que radiquen en terminar con una vida o hacer de ello un infierno diario.

Hace pocos días, los ciudadanos angelinos fueron testigos de  una nueva víctima y la detonante, un hombre que por celos atentó desmedidamente contra su pareja, ejerciendo sin piedad y por una discusión, un disparo en el rostro, que de manera inmediata terminó con su vida.

Frente a este nuevo vergonzoso hecho, la palestra nacional, no temió en alzar la voz y con lamento, una vez más muchos grupos, defensores y organismo señalaron casi como un eco ¿hasta cuándo?

Esto, radicado en la explicación, sobre el sufrimiento, la desolación y la necesidad de hacer entender una vez más a aquellos hombres y a la sociedad, que sus esposas, parejas o convivientes no son una propiedad, ni mucho menos un objeto del cual pueden disponer a tal punto de decidir si deben o no, seguir existiendo.

Berta Vargas, es el nombre de la nueva víctima. Una mujer humilde madre de tres hijos, que en un intento de rehacer su vida buscó en un hombre una nueva opción para poder ser feliz. Tuvo un hijo, una vida y con ello, constantes discusiones que desembocaron en que su mejor amigo - con quien pensaba compartir lo mejor -  en un acto “básico” de celos, le despojó la felicidad.

Como ella, ya han sido muchas otras, las que han dispuesto su energía a seres que amaron tanto que no supieron huir, hasta tal punto de entregar su vitalidad, alegría, desplante, desempeño y con ello su vida.

Según informes presentados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2017, 44 mujeres perecieron en manos de sus parejas por medio de actos de violencia, ello generó que muchos movimientos sociales reclamaran por un alto y expusieran con ella “Ni una menos”, para erradicar de una vez por todas, estos hechos y disminuir con esto los brutales índices y además quitar de la conciencia el estereotipo, que la mujer está para servir y respetar al sexo masculino.

Junto con ello, la voz se alzó a nivel nacional  por medio del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género Sernameg, quienes buscan resguardar y prevenir estos actos con el fin de disminuir estas tristes cifras y esta pobre realidad, que hace mucho tiempo quedó al descubierto, como una vergüenza colectiva, que no debiera existir para nadie y ningún sexo.

Todo esto, radica en hacer entender a la sociedad en general, que dichos actos no pueden quedar impunes, puesto que la igualdad debe prevalecer en todos sus seres, independiente de su condición, género y costumbres, porque la vida en manos de otro no es vida.

Sin olvidar que detrás de todos estos actos, no sólo hay una mujer o quien será, ya que además existen muchos otros seres que sufren de manera invaluable una pérdida de esta manera, donde se encuentran hijos, madres, amigos y un círculo familiar que no espera esto y tampoco desea seguir reiterándolo.

¿Acaso, queremos una nueva víctima que sufra como lo hizo Berta Vargas?