Entre poesía y leyenda, podríamos decir que el castaño de la Hacienda Las Canteras es el único ser vivo que estuvo con Bernardo O`Higgins Riquelme, padre de la Patria.
El Instituto O’Higginiano de Chile ha dado una lucha incansable por reconstruir este patrimonio histórico, que permita demostrar a las futuras generaciones la relevancia del prócer en nuestra provincia de Biobío.
Sin embargo, quienes tienen la oportunidad de visitar el lugar, se podrán percatar del estado de abandono en que se encuentra el lugar, hoy a cargo de la Ilustre Municipalidad de Quilleco.
Se entiende que una administración municipal tiene grandes compromisos con el trabajo social y la educación, pero no puede descuidar algo tan sagrado para todos los compatriotas.
El castaño de O’Higgins no es sólo un árbol, es la representación viva de la historia del Libertador, es la fantasía y la magia de quienes visitan el lugar imaginando la historia pasada que tuvo como protagonista a Las Canteras.
El gobierno anterior, el Ejército y el Gobierno Regional dieron pasos importantes de recuperación patrimonial que se deben concretar cuanto antes, porque, tanto la reconstrucción de la casa como la preservación del castaño, deben ser una prioridad. No podemos dejar morir la historia.
En su cuidado también hay una arista que le corresponde a la ciudadanía, que es la de respetar el valor histórico que tiene el lugar, las placas conmemorativas, el busto y el árbol.
En reiteradas ocasiones se han encontrado piezas de ropa interior sobre la imagen de O’Higgins, se ha violado su ingreso en la noche para cometer acciones vandálicas y otras actitudes que no dan la importancia que debe tener este lugar.
Lo más insólito es que son los mismos canterinos o quillecanos quienes cometen estas acciones. Probablemente sean jóvenes que no disciernen el valor de este recinto y aquí entra el deber de los adultos: padres, autoridades y educadores deben transmitir a las nuevas generaciones lo sagrado de este pequeño terreno.
El árbol presente en la Hacienda Las Canteras es para muchos el único vestigio presente de la vida de O’Higgins y necesita de todo el respeto y trabajo de las instituciones y la comunidad para preservarlo.
Hagámoslo por el Libertador, quien luchó por un país libre e independiente.