Editorial

Comenzó la despedida

Los chilenos no perdonan la corrupción, los chilenos no perdonan el tráfico de influencias, los chilenos no amamos los abusos del poder, los chilenos nos sentimos pasados a llevar por los "grandes nombres" que llegaron a La Moneda.

La cuenta pública es el momento en que la figura del Presidente de la República rinde cuentas al país y al Congreso de toda su gestión durante el año.

En este caso la Presidenta, Michelle Bachelet rindió la última, con lo que inicia el fin de su mandato.

La hizo, cambiando la fecha del 21 de mayo al 1 de junio, volviendo 91 años en el tiempo y haciéndolo como se hacía en el pasado, cuando los políticos eran, realmente, honorables.

La cuenta de Bachelet estuvo marcada por sus legados sociales, asunto que permanecerá en el tiempo y que nadie podrá negar, mucho menos olvidar, con ejemplos tan claros como que en 2018 habrá educación superior gratuita para el 60% de los estudiantes más vulnerables del país.

También habló de economía sana, de bonos y de cómo se eliminaron los planes con útero en las isapres.

En fin no se podrá negar el legado social, sin embargo ¿en qué falló la mandataria para llegar al final con la peor de las evaluaciones de los chilenos?.

¿Por qué es noticia que Bachelet enfrente su última rendición de cuentas con un tercer aumento de aprobación que sólo llega al 31 por ciento?

¿Por qué su legado sucumbe a los niveles de popularidad? La respuesta es única y tiene rostro, cédula de identidad y en consecuencia nombre y apellido.

Los chilenos no perdonan la corrupción, los chilenos no perdonan el tráfico de influencias, los chilenos no amamos los abusos del poder, los chilenos nos sentimos pasados a llevar por los “grandes nombres” que llegaron a La Moneda y que, con su actuar casi vuelan la cabeza de Bachelet, quien dicen, alguna vez habría querido renunciar, pero su amor a Chile fue más grande.

La mayoría de las personas pensaría en renunciar si un hijo, director Socio Cultural (cargo usado por las primeras damas) se ve involucrado en temas judiciales o si un hijo putativo, jefe de gabinete, se ve involucrado en presiones al Servicio de Impuestos Internos.

Lo cierto es que la crisis de legitimidad que vive la clase política ya alcanzó la figura del Presidente de La República, a tal punto que en únicamente 40 años lograron que los chilenos nos alejemos de las urnas, cuando gozamos de una historia cívica, que sólo quedó en eso, historia.

La última cuenta pública de Michelle Bachelet estuvo marcada por la crisis de legitimidad del sistema político y no por su legado.

 

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