La verdadera misión de la campaña municipal: recuperar la confianza

 

Parece un efecto dominó. Los escándalos políticos ocurridos desde hace más de un año, se han ido desencadenando uno tras otro y no parecen terminar.

No se han salvado ni en La Moneda, ni en el Congreso, ni en los municipios. Ayer, sin ir más lejos, una ex funcionaria fue condenada por fraude al fisco tras aprovecharse de su cargo para falsificar y cobrar cheques en una entidad bancaria, transformándose de un segundo a otro, de profesional a delincuente.

La situación política se escapó de las manos y en medio de todo este proceso, se inició la campaña electoral para las próximas elecciones municipales que determinarán los alcaldes y concejales de los próximos años.

¿Cómo elaborarán su plan de acción los candidatos, si quienes se dedican a la política, hoy son vistos como lo peor de la sociedad?

Lamentablemente, no todos son así, pero son tales los hechos, que han caído todos en el mismo saco.

La ciudadanía exige transparencia, credibilidad y confianza, pero no la puede tener en la situación actual.

Las elecciones municipales del próximo 23 de octubre permitirán conocer con datos duros, el nivel que ha alcanzado la crisis. Pueden ocurrir tres cosas. La primera que el electorado siga igual, en los mismos indicadores asistiendo a los locales de vocación. En segundo lugar, pueden volcarse de forma masiva las personas a entregar su opinión a las urnas para buscar cambios y condenar a sus autoridades que no lo han hecho bien o tercero, puede ocurrir lo que pasó en la elección presidencial y nuevamente ganar la obtención.

Un punto no menor, es que la comunidad estará atenta a los dineros que ingresan a las campañas. Querrán saber quién las financia, qué empresario entregó recursos y qué fin tienen.

En la provincia de Biobío, se ha instalado una polémica en la nueva mayoría – quienes tienen la totalidad de los alcaldes en las 14 comunas – por el mecanismo que utilizarán para definir el candidato. Los partidos aún no han logrado consenso frente a los ediles para ver si los repostularán o si habrá primarias democráticas para escoger a quien debe ir a la elección.

Por su parte, la derecha – hoy llamada Chile Vamos – necesita buscar candidatos potentes que no carguen con una imagen poco transparente y se puedan parar frente a la ciudadanía con la frente en alto. Es una obligación. Ya no pueden ser los amigos de una autoridad o un militante relevante de la colectividad quien vaya como carta. Hay que tomar en serio a la gente.

Las elecciones darán para todo. Pero la reacción de la población es algo que no se puede predecir y verdaderamente puede haber sorpresas.