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La Tribuna

La intolerancia y discriminación

por Leslia Jorquera

Chile mantiene un discurso bastante contradictorio, ya que por un lado habla de integración, participación de todos los sectores y personas de la sociedad sin importar su condición política, sexual o social, pero por otro, los continúa castigando en secreto, para que no se note.

En Chile, tener un pensamiento político ya es complejo de abordar. Muchos callan sus ideologías ante la intolerancia de algunos sectores extremos que atacan de forma bastante violenta un pensamiento opuesto al de ellos, por lo tanto, imagínese informado lector, lo que es ser extranjero o tener una condición social, religiosa o sexual que no contrasta con la mayoría.

De acuerdo a las cifras de Extranjería, desde 1980 hasta hoy, el número de inmigrantes en Chile se quintuplicó, superando las más de 441 mil personas que se encuentran en situación legal en el país. De ellos, los peruanos concentran el 37,8% de este grupo, seguido por Argentina (15%), Bolivia (7,7%), Ecuador (5,2%), Colombia (5,1%), Brasil (2,7%), República Dominicana (2%) y Haití (2%).

No es fácil determinar en qué minuto, un grupo de personas que habita un territorio, se sintió dueña de él y miró en menos a quienes buscaban en estos lugares una oportunidad.

Chile ha estado, a diferencia de otros países de Latinoamérica, con un crecimiento económico favorable, que ha generado que las oportunidades para poder desarrollarse, tener una familia y mejor educación y salud, estén al alcance. Esto ha generado que los extranjeros vean en el país una posibilidad real de futuro.

Sin embargo, Colombianos, peruanos y bolivianos, principalmente, deben sufrir de las burlas, las ofensas o rechazos por parte de la sociedad que juzga sin conocer.

En materia de diversidad sexual, también falta mucho por crecer. El propio Papa Francisco, señaló en 2013 que “quien soy yo para juzgar a un gay” y la verdad es que es así, pero la comunidad poco practica esto. Que una persona, por tradición, religión o cualquier motivo, no comparta la forma de vida de un homosexual, no quiere decir que tiene el derecho a humillarlo, condenarlo o maltratarlo socialmente.

Finalmente, en materia social, también falta mucho que avanzar.

Un estudio hecho por Seminarium el 2014 y que fue publicado por revista Capital mostró que los líderes del mundo corporativo chileno provienen en forma abrumadoramente mayoritaria de colegios particulares privados. En efecto, un 84% de los empresarios, gerentes generales y ejecutivos jóvenes destacados estudiaron en colegios privados, donde apenas asiste el 7,3% del total de alumnos en edad escolar. Esta cifra de concentración prácticamente no ha experimentado variaciones en los últimos diez.

Así las cosas, Chile mantiene un discurso bastante contradictorio, ya que por un lado habla de integración, participación de todos los sectores y personas de la sociedad sin importar su condición política, sexual o social, pero por otro, los continúa castigando en secreto, para que no se note.

 

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