Editorial

Preparación para emergencias en la provincia: tres volcanes, poca educación

Se requiere más preparación, organización en los colegios, hospitales y hacer simulacros que permitan anticiparse a situaciones de catástrofe en vez de esperar la improvisación.

En los últimos años, el país ha tenido que vivir una cantidad importante de desastres volcánicos: el Chaitén en 2008, el cordón Caulle en 2011 y el Villarrica y Calbuco este año. En todos, el Estado ha demostrado su incapacidad para abordar correctamente las emergencias. Siempre se dice que está todo coordinado, los mecanismos de comunicación dispuestos, alerta y planes de evacuación preparados y socializados, pero lo cierto es que, ante una situación de estas características, se evidencia una casi total improvisación, no porque exista un mal actuar del gobierno de turno, sino que, básicamente, no hay una correcta educación de los funcionarios ante catástrofes.

En 2014 asumió una nueva administración política y, tras ello, del total de funcionarios que arribaron a las oficinas públicas, sólo algunos se han preocupado de estar preparados.

En la provincia de Bío Bío, si bien el gobernador Luis Barceló se ha mostrado muy interesado en manejar la coordinación ante situaciones de emergencia y ha tenido un gran liderazgo -de hecho, él mismo ha dirigido procesos de crisis- lo cierto es que los organismos centralizados en Concepción parecen estar apuntando en la dirección equivocada.

Hace unos días, a través de este mismo medio de comunicación quedaba en evidencia la mala coordinación para un plan aguas abajo tras la tragedia de inundación ocurrida el año 2006 y que dejó incluso víctimas fatales.

Falta mucho trabajo por hacer. Se necesitan autoridades de gobierno más presente en Los Ángeles y en todas las comunas de Bío Bío. Actualmente, muchos de los seremis, pareciera que sólo giran por la plaza de armas penquista, olvidando por completo que lo que la Presidenta Bachelet pidió fue un trabajo en terreno, cerca de la gente. ¿Cuántos seremis han venido a Bío Bío más de una vez desde marzo de 2014?

Ahora bien, la población está viviendo un proceso eruptivo que ocurre a 540 kilómetros de distancia, pero que dejó secuelas en la zona. Más allá de las preocupaciones que generan las enfermedades respiratorias, quedó claro que la gente sufre de una gran desinformación.

Se requiere más preparación, organización en los colegios, hospitales, y hacer simulacros que permitan anticiparse a situaciones de catástrofe en vez de esperar la improvisación.

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