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Siguen cuestionamientos por demora en constitución de la Junta de Vigilancia del Río Laja

por Claudia Robles Maragaño

En entrevista con Diario La Tribuna, el ingeniero Boris Vidal criticó la lentitud del proceso.

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Boris Solar Ravanal, vicepresidente de la Sociedad Agrícola Bío Bío y secretario ejecutivo de la Mesa de Acuerdo para la Recuperación del Lago Laja, cuestionó la lentitud que lleva el proceso de conformación de la Junta de Vigilancia del Lago Laja, que al paso de los años, no ha logrado constituirse.

En entrevista con Diario La Tribuna y San Cristóbal, abordó distintos aspectos relacionados con la gestión, los desafíos y el camino que queda por recorrer.

¿Cómo surge la idea de conformar esta Junta de Vigilancia?

La conformación de la Junta de Vigilancia del Río Laja y su afluente viene de un sueño que es social; no es solamente un sueño que tuvieron los que eran parte interesada, que la gente piensa que son solamente el área de riego, agricultura y energía, sino que hay una sociedad, una comunidad en general de nuestra provincia y región, que se ve directamente beneficiada por esta Junta de Vigilancia.

¿Qué hace una Junta de Vigilancia?

Una Junta de Vigilancia tiene una potestad legal para poder administrar correctamente las aguas de las cuales tienen derechos los distintos tipos de usuarios. Por lo tanto, esa correcta administración, después de haber llegado a grandes acuerdos, como el poder modificar el referéndum del año 1958 a través de un nuevo acuerdo de operación del lago Laja, que era lo más importante lograr recuperarlo, no implicaba lograr finalmente tener agua segura para las futuras generaciones para que después, en condiciones de sequía, en condiciones de exceso de temperatura y el cambio climático que se avecina, y que está todos los años presente en nuestro país, nosotros tengamos la tranquilidad de que el lago Laja es nuestro gran resguardo productivo para poder seguir generando energía, seguir generando agricultura, gracias a su correcta administración.

Y bajo ese panorama, ¿por qué es importante una Junta de Vigilancia?

Porque es la potestad legal que permite que todos los usuarios puedan administrar el agua de una forma correcta para que en la época de sequía, cuando afecte, afecte a todos por parejo, y sea bien administrado bajo el amparo de la ley.

Ahora, ¿cuáles son los pasos que se debiesen cumplir?

Cuando conformamos la mesa de acuerdo para la regulación del lago Laja, venía de una antigua idea del Comité de Aguas para el Laja, que fue representado por toda la sociedad en general. Más de 30 organizaciones, como juntas de vecinos, concejales, municipalidades, empresas privadas, organismos gremiales, colegio de agrónomos, cámara de comercio, Socabio, entre otras, se agruparon para poder mostrar la necesidad de lo que estaba sucediendo.

En ese momento, ¿cuáles eran sus objetivos?

Primero, solucionar los problemas del momento, considerando los años 2013 y 2014, que era hacer un acuerdo de flexibilización para el problema de sequía que teníamos en ese entonces. La segunda meta, tratar de ver si podíamos hacer modificaciones sustanciales a la operación del lago Laja y eso fue exitoso, porque a través de una mesa técnica y un comité especial, logramos tener más de 30 reuniones entre equipos técnicos de las empresas de energía y de profesionales relacionados con la Dirección de Obras Hidráulicas, que pusieron todo su talento, y finalmente en convenio con los agricultores y la sociedad en general, logramos llegar a una modificación que hoy día está operando exitosamente y nos permite disfrutar de un verano con agua, y que el Salto del Laja, por ejemplo, siga teniendo agua en el verano, a pesar de que en otros años pueda verse distinto.

¿Qué justifica la creación de la Junta de Vigilancia?

Tenemos un sueño paralelo. Para administrar correctamente se tiene que conformar una Junta de Vigilancia. Durante años llegamos finalmente a levantar y alzar problemas que estaban en tribunales, y a través de una mesa de acuerdo con mucha participación de los actores del gobierno de ese entonces, de las empresas de energía, que tenían derechos de agua no consuntivos en este caso, más los agricultores y la comunidad, logramos conformar un estatuto que quedó acordado y firmado en marzo del año 2018.

Por lo tanto, después de muchas negociaciones, logramos llegar a la última firma. Se lograron pagar estudios que permitían ver cuánta agua y cuántos derechos tenía cada uno en forma real, en la captación y la conducción de su agua, por lo tanto, eso no implica que en el último momento, cuando estaba todo listo para firmar, algo pasó en el cambio de gobierno que se detuvo todo.

¿Y cómo se explican esos cambios?

Cambiaron los funcionarios, la gente que estaba en la DOH perdió la línea porque cambiaron los líderes, y nosotros en tratar de recuperar las comunicaciones con los actores de gobierno. La verdad es que nos ha costado mucho. Hemos tenido buena voluntad, nos han apoyado parlamentarios, el ministro de Obras Públicas, con quien fuimos a conversar a Santiago, nos dio todo su apoyo, pero algo pasa, que es todo lento.

Antiguamente nos entregaban funcionarios a nuestra disposición para poder trabajar y dar celeridad a este tema, y sin embargo, hoy día nos vemos entrampados. Llegaron nuevos actores, con nuevas ideas, y por otro lado, los mismos regantes ya empezaron a marcar las diferencias que siempre habían estado y habíamos llegado a acuerdos, y con esta lentitud permite que todo el mundo empiece a pensar de nuevo las cosas y se entrampe la conformación de la Junta de Vigilancia, porque solamente se necesita acá la voluntad y el compromiso de lo que las propias autoridades acordaron a nivel gubernamental en su momento, los parlamentarios y todas las fuerzas vivas que están participando en esto.

¿El trabajo sigue?

Nosotros hemos hecho nuestro trabajo. Hemos seguido con entusiasmo porque estamos seguros de que este es un cambio radical para la economía y la sociedad de Biobío. Es posiblemente el acuerdo más importante público-privado que se ha hecho en el país en esta materia, con la mayor conformación de la reserva más grande que existe en Chile de agua. Por lo tanto, el futuro de la provincia depende de este buen acuerdo porque no existe otra cuenca que tenga el nivel de reservas de agua que tiene Biobío. Su uso es en energía y en agricultura. Tenemos otras cuencas con mucha agua en la región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, pero allá no hay agricultura como acá, no hay clima para desarrollarla y los proyectos de energía todos sabemos lo que pasó al respecto.

¿Por qué para la provincia el futuro depende de este acuerdo?

Porque este acuerdo permite que en época de crisis climática, las personas o los que van a salir afectados salgan ordenada y coordinadamente afectados, porque cuando viene un problema climático, la idea es que no los que tengan más poder por sobre el agua logren quedarse con el agua, sino que sea administrada a través de una Junta de Vigilancia, que es el estamento legal para hacerla funcionar.

Pero, ¿por qué dice que el futuro depende de este acuerdo?

Porque la provincia de Biobío tiene un norte, que es silvoagropecuario. El desarrollo de la fruticultura, el desarrollo de los nuevos huertos de cerezos, de berries, de frutos como la nuez, que están hoy creciendo de forma sostenida y creciente, son los que permiten hoy en día dar trabajo a mano de obra para cosecha, más inversión, más agroindustria, más vida portuaria, más exportaciones. Por lo tanto, entran más divisas que finalmente llegan al común de todos los restantes servicios, por eso nos apoya la Cámara de Comercio, el turismo, porque eso le da un cambio importante a la administración económica de nuestra provincia. Ahí es donde nuestras autoridades tienen que fijar ese norte, de qué es realmente importante.

¿Qué ventaja da el contar con la seguridad de agua?

Con seguridad de agua tenemos la posibilidad de tener un polo económico en la mejor zona agroclimática del país, y eso es lo que tiene Biobío. La provincia tiene la mayor distribución de rubros productivos. Es la zona con mayor potencial porque tenemos todo lo que tiene el sur y todo lo que tiene el norte.

Los frutales que vienen desde Coquimbo hasta Ñuble hoy día ya están presentes acá y tenemos importantes proyectos no solamente en pequeña agricultura, sino que también en grandes empresarios, que vienen a invertir recursos en una provincia donde ellos se ven tentados a invertir acá porque hay seguridad de riego. A esa seguridad de riego le tenemos que dar una buena administración de las aguas a través de una Junta de Vigilancia.

¿Qué porcentaje estimativo en la provincia depende del riego?

En nuestra provincia posiblemente tenemos entre un 30% y un 35% de la población que depende directa o indirectamente de la agricultura o la silvoagricultura. Además, los mejores berries del mundo están en Chile, y los mejores berries de Chile están en Biobío.

¿Bajo estas condiciones, cómo se proyecta el trabajo?

En ese sentido es importante hacer un llamado a las autoridades a que retomen el tema a través de los conductos regulares, que son esta mesa de acuerdo que estaba funcionando exitosamente, en que participaban todos los actores. Todos estaban representados. Por lo tanto, darle testimonio a una mesa que ha sido exitosa y que logró uno de los acuerdos más importantes de la historia de Chile en materia de agua, y que hoy día queremos materializarla a través de la conformación de la Junta de Vigilancia, y que con eso damos por saldado uno de los capítulos público-privados más importantes de la historia.

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