El profesor de Educación Física e instructor de Taekwondo ITF, Carlos Pavez, vivió una de las experiencias más significativas de su carrera deportiva tras participar en el Campeonato Mundial de Taekwondo ITF, realizado entre el 3 y el 13 de octubre en la ciudad de Jesolo, Italia.
Aunque los resultados no lo acompañaron como esperaba —quedó eliminado en fase de grupos—, el deportista angelino valoró el torneo como una instancia de profundo aprendizaje y crecimiento personal. Destacó la intensidad del nivel competitivo y la oportunidad de representar a su país en el máximo escenario internacional.
"Fue una experiencia enriquecedora, inolvidable y tremendamente desafiante. Competir en un Mundial es algo que todo deportista sueña, y haber estado ahí, con los mejores del planeta, es un orgullo que me quedará para siempre", expresó Pavez, quien es además docente del Liceo Coeducacional Santa María de Los Ángeles.
El certamen congregó a cientos de competidores de todos los continentes, quienes se midieron en las categorías de combate, formas, técnicas especiales y pruebas por equipos.
"NOS ENFRENTAMOS A RIVALES DE UN ALTÍSIMO NIVEL"
La experiencia fue particularmente exigente para el representante angelino. Por sorteo, le correspondió integrar un grupo junto a deportistas de Ucrania, Kazajistán y Australia, países con gran tradición y potencia en esta disciplina.
"Nos sorprendió el altísimo nivel de nuestros rivales. El grupo fue durísimo, incluso me tocó enfrentar al actual campeón mundial. Fue una lección deportiva enorme", relató.
Pavez compitió en la categoría hasta 71 kilos, tras subir un nivel respecto a los torneos previos en Ecuador y Argentina, donde había obtenido segundo y tercer lugar, respectivamente. "Esta vez quise desafiarme un poco más. Había competido en hasta 64 kilos, pero decidí subir de categoría. El resultado no fue el esperado, pero aprendí muchísimo sobre mis propias capacidades", comentó.
Respecto de los combates, el deportista explicó que cada uno significó una exigencia física y técnica intensa. "El competidor ucraniano, por ejemplo, era muy alto, explosivo y fuerte, igual que el de Kazajistán. Ambos medían cerca de un metro noventa, y eso marca una diferencia importante. Aun así, di lo mejor de mí y me quedo con la satisfacción de haberlo entregado todo", señaló.
DELEGACIÓN CHILENA Y CONTEXTO SUDAMERICANO
En total, seis deportistas chilenos —cinco varones y una dama— representaron al país en distintas categorías. A nivel sudamericano, Perú y Argentina lograron destacados resultados: los peruanos alcanzaron dos medallas de plata, mientras que los argentinos subieron en múltiples ocasiones al podio con oros y platas en formas y combate.
El angelino reconoció que la experiencia sirvió también para dimensionar la diferencia en preparación y estructura deportiva entre América del Sur y Europa. "En Sudamérica nos había ido bastante bien, pero allá fue otro nivel. Los europeos tienen un desarrollo técnico y físico impresionante, con sistemas de entrenamiento muy avanzados. Aun así, esto nos motiva a seguir mejorando y a seguir creciendo como país", reflexionó.
GRATITUD Y PROYECCIÓN
Más allá de los resultados, Pavez regresó a Chile con la satisfacción del deber cumplido y el deseo de seguir aportando al desarrollo del Taekwondo desde su ciudad.
"Agradezco profundamente al maestro Hugo Huerta, a la federación, al equipo chileno, a mis compañeros y a la unidad educativa en la que laboro. Yo era el único del sur del país, y me recibieron con una calidez increíble. Ser parte de este grupo fue un verdadero privilegio", afirmó.
Esta semana el profesor retomó su labor docente y su rol formador en las nuevas generaciones de taekwondistas. Su mensaje es claro: el resultado no siempre define el éxito, porque las verdaderas victorias se encuentran en el aprendizaje, el esfuerzo y la pasión por representar a Chile.
"Competir en un Mundial me hizo ver que no hay límites si uno trabaja con disciplina y amor por lo que hace. Volveré lleno de energía, con más ganas que nunca de seguir enseñando, entrenando y soñando", concluyó el angelino, quien ya proyecta sus próximos desafíos con la misma convicción que lo llevó a competir en Italia: la de nunca rendirse y siempre dar lo mejor de sí.
