La vida del talento en proyección del motociclismo de velocidad

Con sólo 28 años, y tres años aproximadamente vinculados al motociclismo de velocidad, Pedro Felipe Torres Acuña, se ha transformado en uno de los hombres importantes de esta disciplina. Así lo reconocen los dirigentes de esta actividad, y también él, quien sabe de su talento, y lo explota al máximo en cada una de las fechas de la competencia.

Estudió en la escuela Nº 5, que se ubica en la población Galvarino, ese fue su colegio de infancia, en la comuna de Los Ángeles.

“Mi papá es mecánico, uno de los más antiguos de Los Ángeles. Todo partió cuando de chico estuve metido en las motos, y antes de las motos de pista, empecé con las motocross, y fue como a los 8 o 10 años, y de ahí empezaron a hacer carreras en Cabrero, pero esto fue hace como dos años atrás. Yo antes nunca había corrido en motos de velocidad, aunque tenía moto, pero corría en piques. Después de Cabrero, iba a Interlomas a Temuco, donde he ido varias veces, y a Chillán, donde hicieron un Street Racing, y fue el año pasado”, comentó.

Además, añadió que “hace dos o tres años que empecé a correr. Empecé por internet a ver datos de que iban a hacer carreras, fui y me fue bien. Desde la primera vez que fui, no paré más, hasta el día de hoy”.

Sin lugar a dudas, este tipo de actividad, que presenta un alto riesgo por la velocidad y posturas que se deben adoptar en medio de la pista, no ha sido impedimento para que este angelino se posicione entre los mejores, incluso, siempre siendo protagonista entre los tres primeros lugares de cada fecha.

“El año antepasado salí campeón regional de motociclismo de velocidad, y el año pasado salí tercero porque la última fecha no pude correr pues se me fundió la moto. La mayoría de las fechas he andado en los primeros tres lugares. En Interlomas también me ha ido bien. Igual los años son los que favorecen, por ejemplo, toda mi vida he andado en moto, eso me ayuda”, sostuvo.

EL ESFUERZO Y SACRIFICIO

Como en todo orden de cosas, la vida y cada una de las tareas que debemos cumplir, tienen su complejidad, y para poder alcanzar un objetivo, debemos estar conscientes en el esfuerzo y sacrificio que ello implica.

“Ha costado un poco, porque competir en el motociclismo de velocidad significa gastos. Yo trabajo con mi papá, soy mecánico, y entonces ahí hemos tratado de sacrificarnos para ir a correr. Yo he hecho hartos cursos, pero soy mecánico desde chico. Lo que pasa es que yo dediqué un tiempo a estudiar, pero al final me quedé con los fierros”, manifestó.

De todos modos, le alcanza para costear toda su actividad deportiva, y de a poco se ha podido ir implementando. Pese a ello ha sido capaz de mantener algo más que su pasión, y en el aspecto familiar, “tengo mi familia propia, vivo con mi polola (Bárbara Medina) y con mi hija de un año y seis meses (Agustina Torres)”.

Los desafíos del 2017 están enmarcados en hacer un buen papel en su nueva categoría, “estaba corriendo en la F3, y ahora subí a la Súper Bike, pasé de 600 a 1000 cc. La moto la debo reacondicionar, con neumáticos de carrera y chiches. Una moto de esto, para arreglarla, para que ande más rápido, sale caro. Como es tan caro este deporte, uno alcanza por aquí. Llegamos Cabrero, Temuco, Chillán, que son las partes que podemos ir y son cerca”.

Por lo mismo, y con la idea de ver si el deportista está disponible para representarnos en otras zonas del país, lo ve difícil.

“Lo que han llegado son auspiciadores, pero pocos. Aquí en Los Ángeles no hay mucho apoyo en lo que es el deporte, auspicios o algo más”, puntualizó.

Dijo tener dos amigos que los invitó a participar, la fecha anterior, pero ha costado ya que tenían miedo, pero de a poco se van ‘metiendo’. Es más, la competencia cumple con todas las medidas de seguridad, con casco, rodillera, un traje lo más completo posible.