Jorge Antonio Rivas es un hombre reconocido por dedicarse al transporte y también en el mundo motor, por todo lo que ha hecho para el club de automovilismo Los Ángeles (CALA), y para algunos pilotos, a los que ayuda a armar sus autos sin cobrar un solo peso.
Tiene un legado impresionante, una tremenda trayectoria en esta disciplina y es un personaje que para nadie ha pasado desapercibido. Fuimos a conversar en exclusiva con él y su familia para comprender qué lo hace ser tan valorado por sus pares y cómo está trabajando en sus sucesores.
“Yo iba a ver las carreras, cuando recién partieron, como el año 1999, y ahí yo dije que me haría un auto, además que siempre me ha gustado la mecánica y mi padre era uno bueno. Así que yo dije que iba a correr en Curanadu y mis sueños se convirtieron en realidad. Llevamos 15 años corriendo, y partí con un Fiat 600, y las mejores carreras fueron en él. La persona que maneja uno yo creo que es un piloto de verdad. Después seguí corriendo en un Peugeot, y ahí hemos estado participando. De los años que llevo corriendo, 14 años he salido campeón en Los Ángeles, y algunas veces en Concepción”, comenzó relatando.
Para muchos es una leyenda viva, un hombre importante dentro del automovilismo, y nos explica los motivos.
“Yo creo que he sido importante para algunas personas porque me gusta mucho ayudar a los demás pilotos, me gusta que todo esté en regla, que los autos estén dentro del reglamento, les coopero a muchos y no le cobro a nadie, para mí son como mis hijos. He cooperado en el automovilismo, en el club, y siempre siendo una persona correcta y honesta”, manifestó.
Cuando cayó enfermo, de un día para otro, dice que se le fue el mundo encima, ya que parecía que nunca más iba a poder subirse a un auto y correr de la forma en que solo él sabe hacerlo.
“Sé que sembré harto, y sé que alguien iba a hablar de mi para bien. Hay personas que te quieren y no, pero hay hartos que sí lo hacen, pero bueno, la vida me dio otra oportunidad, estoy saliendo de mi enfermedad, recuperándome, y yo creo que voy a seguir participando. Además que corrí la última fecha, y es algo que te da fuerza. Ese día todos me veían débil porque bajé muchos kilos en poco tiempo, pero yo les dije que soy un piloto con 15 años de trayectoria, y si me siento mal en el auto me retiro de la carrera. Tuve un buen triunfo en las dos mangas, y soy campeón nuevamente. En automovilismo uno tiene que quererse, tener todo bueno, butacas, jaula, buen casco, y si te das vuelta no pasa nada, pero si no es así, claramente te pasará algo”, sostuvo.
¿Y LA FAMILIA?
Jorge Antonio Cid es uno de los hijos que corre, particularmente desde los 13 años, y su hija, Alejandra Antonio Cid, desde los 20 años que está corriendo y compite ante una veintena de hombres, que dentro de la pista la ven como un rival más. Por tanto, no hay deferencia con ella.
“Hace 4 o 5 años que me dedico a esto, que partí con mi familia y todo nace porque un día le dije a mi papá que tenía ganas de correr. Mi papá se incentivó, y me armó un auto y empezamos. Así de a poco hemos ido mejorando, siempre con el mismo auto, de hecho mi hermano me lo volcó en Cabrero, y me querían hacer otro auto y me negué”, señaló.
Una de las ventajas de ser una de las pocas mujeres, es que muchas veces los rivales tienen delicadeza con ella, y también que acapara la mirada del respetable, cuenta con un grupo de fans, y eso la llena de orgullo. Aunque también tiene sus contras, y es que en la pista siempre la ven como un hombre, por tanto en el momento de correr es una rival a vencer más.
Siento un orgullo tremendo por su padre, el esfuerzo que ha realizado por ella, por el automovilismo local, y esperan refrendar eso con buenos resultados durante el 2016. Lograr hacer buenas presentaciones como en el asfalto de Cabrero, hasta la tierra de Curanadu.